Al instante, uno de los policías se lanzó sobre el presunto delincuente y, ayudado por su compañero, le redujo y desarmó. El revólver era de fogueo, perfecta réplica de uno auténtico. En el cacheo le encontraron una media para enmascararse, un machete de 14 centímetros y una ganzúa.

Este incidente, que milagrosamente no acabó con la muerte del perseguido, tiene lugar apenas 24 horas después de que un policía unicipal de Madrid matara de un disparo a un hombre que le había amenazado con un revólver, que también resultó ser de fogueo.

Luego se aclaró que el taxista, al que había secuestrado Luis C.C. encañonándole y diciéndole "tira, soy de ETA", no sufría lesión alguna, sino que el testigo que llamó al 091 confundió el sonido del choque del taxi contra otro vehículo con el de un disparo y al ver que un hombre huía y el taxista yacía en el suelo creyó que le había herido de bala.