Mayores

Más de 240 municipios españoles participan en la Red de Ciudades y Comunidades Amigables con las Personas Mayores

Barcelona
SERVIMEDIA

Un total de 242 ciudades y pueblos españoles se han adherido a la Red de Ciudades y Comunidades Amigables con las Personas Mayores, una iniciativa promovida por la Organización Mundial de la Salud (OMS) en 2010 ante el rápido envejecimiento de la población con el objetivo de auspiciar un entorno donde hacerse mayor dignamente y con calidad.

Lo dijo la coordinadora de esta red en el Imserso, Maite Pozo, durante su intervención este viernes en una mesa de debate que tuvo lugar en el marco de la undécima edición del Congreso Nacional de Organizaciones de Mayores que está teniendo lugar en Barcelona bajo la égida de la Confederación Española de Organizaciones de Mayores (Ceoma).

El simposio, moderado por el director de Confemac, Vicente Pérez, también contó con la participación de la directora general de mayores del Ayuntamiento de Madrid, Lucrecia Adeva; del arquitecto y gerontólogo de la Fundación Jubilares Javier del Monte; y de la responsable de la Oficina de la Gente Mayor Activa de la Consejería de Derechos Sociales de la Generalitat de Cataluña, Maria Àngels Torras.

En su alocución, Maite Pozo adujo que los entornos amigables con las personas mayores “fomentan un envejecimiento saludable” y “mejoran la calidad de vida” de este segmento de la población.

En ese sentido, dejó claro que “ninguna administración, ninguna comunidad autónoma, ningún ayuntamiento, ninguna entidad va a poder abordar este fenómeno por sí sola”, por lo que abogó por una “colaboración transversal” entre todos los niveles administrativos que cuente con la participación de las personas mayores.

Maite Pozo expuso que más de 1.500 ciudades y pueblos del mundo se han unido a esta Red, de los cuales 242 son españoles; de ellos, una veintena está radicada en Cataluña, la mayoría en la provincia de Barcelona, con su capital homónima a la cabeza. Madrid también participa en la misma.

A su vez, señaló que la participación de las personas mayores en estas iniciativas ha de ser diversa, entendiendo como tal que tengan distinto nivel de formación, de renta, género y orientación sexual.

Subrayó la importancia de que la accesibilidad de las ciudades no sea únicamente física (aceras o bancos), sino también social (comercio, vecinos), puesto que, de lo contrario, “estaremos haciendo un pan como unas tortas”.

Por su parte, Lucrecia Adeva adujo que las administraciones locales “no pueden perder ninguna oportunidad para trabajar con las personas mayores”, lo que le permitió explicar que Madrid, con una población de 660.000 personas mayores, puso en marcha su primer plan de acción centrado en este segmento de la población entre 2017 y 2019, y actualmente está desarrollando el segundo (2021-2023), cuya ejecución se encuentra en el 94%.

Afirmó que si no se activan planes en los que colaboren las distintas administraciones públicas y en cuyo diseño también participen las personas mayores a través de sus órganos de colaboración, “no haremos nada bien”.

Remató su intervención reseñando que la pandemia obligó a replantear las residencias para las personas mayores, las cuales, desde su punto de vista, tendrían que ser “lo más parecido a sus hogares”.

Por otro lado, Javier del Monte refutó las críticas que se hacen a las ciudades amigables como espacios segregados y las presentó como lugares diseñados junto con las personas mayores.

Por último, Maria Àngels Torras detalló que la Generalitat está trabajando en colaboración con los ayuntamientos para atender las necesidades de las personas mayores ante fenómenos como la brecha digital, la accesibilidad de las viviendas o la atención que reciben por parte de las administraciones, puesto que “no es lo mismo vivir en Barcelona y en su área metropolitana que hacerlo en un área rural”.

También atestiguó la importancia de “conjurarnos para lograr una sociedad coral” ante fenómenos como la soledad no deseada.

En cuanto a las residencias para personas mayores, defendió la conveniencia de que haya distintos tipos de ellas adaptadas para “distintos tipos de necesidades”. “Lograrlo es uno de los principales retos que tienen ante sí las administraciones”, comentó.

Maria Àngels Torras reflexionó acerca de la conveniencia de que “si los niños que nacen ahora tienen una esperanza de vida de 100 años, en las escuelas tienen que enseñarles que la mayor parte de su vida serán personas mayores”.

(SERVIMEDIA)
21 Abr 2023
MST/gja