Este granadino de Aldeire reconoció ante el tribunal que al oir las voces procedentes del aparato de televisión se abalanzó sobre su madre y la estranguló con sus propias manos, tras lo cual trasladó a la mujer a otra dependencia de la casa, donde la remató a golpes con un azada, la roció con gasolina y la prendio fuego, ya que, según sus propias declaraciones, "había visto en mi madre al diablo".

El acusado afirmó que quería a su madre y que nunca la hubiera matado "si no hubiera credo que era al demonio a quien estaba matando".

Tanto el fiscal, que pedía en un principio 18 años de prisión por delito de parricidio, como el abogado del acusado coincidieron en solicitar su absolución y su reclusión en un centro psiquiátrico, dado que padece esquizofrenia grave desde el año 1988, año en el sufrió un accidente cuando formaba parte de un retén contra incendios.