El coordinador y promotor de la asociación, el oculista José Luis Fraguas Masip, explicó a Servimedia que "siempre había tenido ganas de hacer algo por el Tercer Mundo, pero hasta que se independizaron mis hijos no pude hacer nada"

En septiembre de 1986 surgió la oportunidad. Aprovechando el periodo vacacional, José Luis Fraguas y su mujer partieron hacia Zaire y se establecieron en Isiro, en la zona norte del país, donde trabaron amistad con un médico español y una orden de religiosas dominicas.

El doctor comenzó a trabajar con los habitantes de la zona, con unos resultaos muy positivos a su juicio. Sesenta personas, aproximadamente, fueron operadas de cataratas a lo largo de septiembre.

Según José Luis Fraguas, "sorprendentemente hay personas que se encuentran ciegas durante veinte años y que creen que su enfermedad es incurable. Entonces llego yo, un señor blanco desconocido para ellos que les opera y recuperan la visión. Esto es una cosa tremenda y muy emocionante".

"Cuando termino de intervenir y extraigo el cristalino, todos los que están presentes, ayudants, religiosos, aplauden. Y luego los familiares dan infinitas exclamaciones de agradecimiento", relató el oculista.

Una vez acabado el período de ayuda con resultados tan satisfactorios, agregó, "es imposible no volver, porque el recuerdo se hace muy vivo y siempre quedan más ganas de seguir haciendo el bien". En consecuencia, volvió a repetir la experiencia al año siguiente.

"Es un trabajo duro", explicó el doctor. "Las condiciones son tremendas porque trabajamos de ocho de la mañana a ocho de l tarde. La mayoría de este tiempo lo dedicamos a operar y una parte más pequeña a consultas".

Algunas personas recorren veinte kilómetros a pie para acudir a las consultas. "Si no se les puede examinar, duermen debajo de un árbol y esperan pacientemente su turno", añadió.

Los medios que hay en Zaire son muy precarios, por lo que "yo me llevo todo mi instrumental y una serie de medicamentos, hasta el punto de llegar con diez maletas y volver con dos".

La "aventura" continuó en los meses de setiembre de 1989 y 1991, con dos años de paréntesis provocados por enfermedad del doctor y de una de las ayudantes que residen en Zaire.

Durante el pasado año la vida de José Luis Fraguas, que tiene su consulta en Madrid, corrió peligro: "Debido a las revueltas que se organizaron, no podíamos salir. Tuvieron que rescatarnos aviones de paracaidistas belgas, que tomaron el aeropuerto de Isiro"