La iniciativa ha partido del presidente del Ejecutivo melillense, Mustafá Aberchán, y se fundamenta en la "historia de convivencia pacífica, tolerante y armónica" de esta localidad norteafricana desde su fundación hace 503 años.

En el escrito de presentación como aspirante al premio, Aberchán explica que en 12 kilómetros cuadrados hay "poco más de 60.000 españoles repartidos en la cultura occidental propia de la religión cristiana, la bereber de la comunidad musulmana, la hebraica de los judíos y un pequeño grupo de cultura inherente a la religión hindú".

Aberchán asegura que está muy ilusionado y que confía en recibir el premio, ya que Melilla es una ciudad "modélica para toda Europa".