Biodiversidad

Los monos capuchinos desarrollan la ‘moda’ de secuestrar crías de monos aulladores

- Según se ha detectado con cámaras en una isla de Panamá

MADRID
SERVIMEDIA

Un equipo de científicos ha descubierto la extraña ‘moda’ cultural o tradición social de los monos capuchinos de secuestrar crías de monos aulladores.

Así lo explican en un estudio publicado este lunes en la revista ‘Current Biology’, firmado por siete autores pertenecientes a instituciones de Alemania, Colombia, Estados Unidos y Panamá.

En el Parque Nacional Coiba de la isla Jicarón, frente a la costa de Panamá, habita una población de primates silvestres con una cultura singular. Los monos capuchinos utilizan herramientas de piedra y los científicos analizaron esa peculiar tradición con cámaras activadas por movimiento desde 2017.

En 2022, Zoë Goldsborough, del Instituto Max Planck de Comportamiento Animal (Alemania), revisaba las imágenes de la cámara trampa cuando descubrió algo nunca descubierto en cinco años de datos anteriores: un mono capuchino cargaba a una cría de mono aullador en su lomo.

Los biólogos sabían que se trataba de un comportamiento animal inusual, así que inmediatamente comenzaron a investigar. “Teníamos todas las grabaciones de las cámaras de Jicarón de todo el año, así que pudimos reconstruir la escena y ver si este comportamiento extraño era solo un caso aislado o algo más grave”, apunta Brendan Barrett, asesor de Goldsborough.

JOKER, EL ‘INFLUENCER’

Entonces, Goldsborough revisó manualmente las decenas de miles de imágenes y videos recopilados por todas las cámaras desplegadas en la isla. Encontró cuatro crías de aullador diferentes. En casi todos los casos, el portador era el mismo individuo: un macho subadulto al que llamó Joker. Estas observaciones plantearon varias preguntas: ¿Cómo consiguió estas crías? ¿Y por qué las cargó durante días seguidos?

“Al principio, pensamos que podría tratarse de una adopción”, indica Goldsborough. Existen anécdotas de algunos animales que adoptan crías de otras especies. En un caso bien conocido de 2006, una pareja de capuchinos adoptó a una cría de tití y logró criarla hasta la edad adulta.

Pero esta interpretación presentaba un problema: la adopción de animales casi siempre la realizan las hembras, quienes presumiblemente lo hacen para practicar el cuidado de las crías. “El hecho de que un macho fuera el portador exclusivo de estas crías fue una pieza clave del rompecabezas”, añade Goldsborough.

Luego, la pista se perdió. Goldsborough no encontró evidencia de portación de aulladores durante meses. "Se trataba de un individuo que intentaba algo nuevo, algo que no es raro ver entre los capuchinos. Son animales profundamente curiosos que exploran constantemente el bosque y descubren cómo interactuar con su entorno", recalca Barrett.

CINCO MONOS

Finalmente, los investigadores descubrieron una serie de imágenes y vídeos, con fecha y hora cinco meses después, de más crías de mono aullador siendo llevadas en brazos.

Los autores contactaron con Lisa Corewyn, experta en monos aulladores del Ithaca College (Estados Unidos), quien verificó que las crías eran individuos separados. “Dimos por hecho que Joker estaba haciendo lo mismo otra vez”, subraya Goldsborough. Pero pronto se dieron cuenta de que la costumbre la practicaron otros cuatro capuchinos, todos machos jóvenes.

A lo largo de 15 meses, estos cinco capuchinos cargaron 11 monos aulladores diferentes durante periodos de hasta nueve días. Las imágenes de la cámara mostraban a las crías de mono aullador aferradas a la espalda o al vientre de sus jóvenes machos portadores, quienes parecían estar desplazándose con normalidad o usando herramientas para abrir fuentes de alimento.

“La cronología completa nos cuenta la fascinante historia de un individuo que inició un comportamiento aleatorio, el cual fue adoptado con creciente rapidez por otros machos jóvenes”, señala Barrett.

Los autores lo describen como una tradición social o una moda cultural: un comportamiento que se propaga en una población mediante el aprendizaje social. Es similar a las tendencias observadas en otros animales, como las orcas que usan ‘sombreros salmón’ o los chimpancés que usan una brizna de hierba en las orejas como accesorio.

APRENDIZAJE SOCIAL

Sin embargo, las implicaciones de la moda de los capuchinos van más allá de lo superficial. Las crías de aullador, todas menores de cuatro semanas, parecen haber sido secuestradas de sus padres, quienes fueron grabados llamando a los bebés desde árboles cercanos.

Se observó la muerte de cuatro crías. Los autores sospechan que ninguna sobrevivió. “Los capuchinos no lastimaron a las crías, pero no pudieron proporcionarles la leche que necesitan para sobrevivir”, precisa Goldsborough.

Como suele ocurrir en la naturaleza, la pérdida de un animal es la ganancia de otro. Pero lo que los capuchinos ganan con esta tradición social es un misterio. Los machos no se comen a las crías, no juegan con ellas y no reciben más atención de sus compañeros de grupo mientras llevan una cría. "No vemos ningún beneficio claro para los capuchinos, pero tampoco vemos costes claros, aunque podría dificultar un poco el uso de herramientas", asegura Goldsborough.

ABURRIMIENTO

Esta investigación ofrece la primera documentación conocida de una tradición social en la que los animales raptan y secuestran repetidamente crías de otras especies, sin ningún beneficio claro para ellos. Destaca cómo la cultura animal puede asemejarse a la humana.

“Demostramos que los animales no humanos también tienen la capacidad de desarrollar tradiciones culturales sin funciones claras, pero con consecuencias destructivas para el mundo que los rodea”, apunta Barrett.

Los monos capuchinos de la isla Jicarón han desarrollado una tradición única: usar herramientas de piedra para abrir alimentos duros como nueces y mariscos. Curiosamente, los que las utilizan son solo machos, al igual que los secuestradores de monos aulladores, lo que sugiere que estas dos tradiciones, aprendidas socialmente, podrían provenir de la misma fuente: el aburrimiento.

Meg Crofoot, directora general del Instituto Max Planck de Comportamiento animal, afirma: “La supervivencia parece fácil en Jicarón. No hay depredadores y pocos competidores, lo que les da a los capuchinos mucho tiempo y poco que hacer. Parece que esta vida de lujo preparó el terreno para que estos animales sociales se convirtieran en innovadores”.

“Esta nueva tradición nos demuestra que la necesidad no tiene por qué ser la madre de la invención. Para un mono muy inteligente que vive en un entorno seguro, quizás incluso poco estimulante, el aburrimiento y el tiempo libre podrían ser suficientes”, añade.

(SERVIMEDIA)
19 Mayo 2025
MGR/gja