Así lo manifestó en un acto de campaña en Burgos, en el que subrayó que su formación demuestra que “con voluntad política, sin deudas con los poderosos y diciendo las cosas claras, somos capaces de hacer políticas transformadoras, que mejoran la vida de la gente”.

Igualmente elogió a quienes se dejan la piel en sacar adelante una campaña “que no pide un solo euro a los bancos” y se financia con “450.000 euros en microcréditos de gente humilde”.

Irene Montero se refirió durante toda su intervención al presidente de la Junta de Castilla y León y candidato del Partido Popular a la reelección, Alfonso Fernández Mañueco, como ‘Mudanzas Mañueco’, un lema que emplea su partido para denunciar “35 años de políticas de despoblación”.

La convocatoria adelantada de elecciones, quería “pillaros con el pie cambiado, para retener un poder que los ciudadanos de Castilla y León no le queréis dar”, y esa decisión, aseveró, obedeció a “tratar de recuperar un bipartidismo, que también ciertos sectores del Partido Socialista necesitan”, para “que sigan mandando siempre los de siempre”, y el voto, la opinión y la voz de los ciudadanos “no se escuche en las instituciones”.

“Hay una sola pregunta que hacerle a vuestros vecinos y vecinas a vuestras compañeras de trabajo antes del día 13 de febrero”, remarcó la ministra de Igualdad. La pregunta de estas elecciones es “qué ha hecho ‘Mudanzas Mañueco’ por ti en 35 años”, ya que “el Partido Popular para Castilla y León no tiene propuesta, tiene corrupción y tiene privatizados todos los servicios públicos”.

“Ha reventado los servicios públicos, las escuelas infantiles, las escuelas rurales, los ambulatorios, los centros de salud en vuestras ciudades” y en los pueblos “ha reventado la posibilidad de que haya transporte”, y dificultado el “tener trabajos decentes, vidas que no sean precarias”, negando el futuro “a toda una generación de jóvenes”, agregó Montero.

Mañueco “no quiere invertir un maldito euro en Sanidad, en Educación, en servicios de atención a la dependencia, en lucha contra la violencia contra las mujeres”. Y destacó como muy grave el que haya "muchísimas mujeres en Castilla y León que no pueden interrumpir voluntariamente su embarazo” y “no solamente en un centro de salud público, sino que no lo pueden hacer en su provincia” igual que “a lo mejor no pueden pedir un día en el trabajo”, por lo que “lo pasan verdaderamente mal para ejercer un derecho fundamental”.

Ante aquellos que consideran difícil cambiar las cosas, consideró Montero que “en España tenemos un buen ejemplo con Podemos”, que en siete años acallaron las voces de quienes decían que era imposible que entrarán al Parlamento, o que gobernasen, y les achacaban no saber gestionar.