Según datos publicados en la revista oficial de la Dirección General de Tráfico, en los doce meses comprendidos entre el 4 de abril de 1990 y la misma fecha de 1991, hubo en las carreteras españolas 4.804 accidentes con muertos y 5.805 víctimas mortales, lo que supone una disminución del 5,47 y del 5,68 por ciento, respectivamente.

Tráfico asegura que "la aplicación progresiva y radual de la ley en todo su rigor y el aumento del interés informativo por la misma" permitieron en el primer trimestre de este año una reducción de los accidentes mortales del 10,8 por ciento.

En los 11 días que se contabilizaron en la operación de Semana Santa de este año, disminuyeron los accidentes mortales en más del 18 por ciento, mientras que el número de muertos decreció en torno al 21 por ciento.

El endurecimiento de las sanciones por infringir la ley supuso la retirada de 21.800 permiso de conducir en poco más de un mes.

A pesar de estos resultados, el director general de Tráfico, Miguel Muñoz, señala que atribuir de forma exclusiva a la nueva ley el que por primera vez se haya invertido la tendencia alcista de la accidentalidad "sería una explicación insuficiente e incluso podría parecer interesada".

A juicio de Muñoz, se deben tener presentes otros aspectos, como la entrada en funcionamiento de nuevos tramos de carreteras, especialmente de autovías, y el cambio de sensibilida de la sociedad ante el problema de la seguridad vial. "Los resultados, sean o no achacables a la ley, son esperanzadores, pero insuficientes", comenta.

Sobre el incremento de las sanciones, Miguel Muñoz considera que "la sociedad ha sabido entender que estas medidas son duras, pero necesarias, y la mayoría es consciente de que hay otras personas que cometen imprudencias, y es contra ellas contra quienes va dirigida la dureza de la ley".