Esta pintura, adquirida por el Ministerio de Cultura el pasado mes de diciembre, es una obra temprana de Goya realizada durante su etapa zaragozana, se suma al otro lienzo del artista aragonés que pertenece al Museo del Romanticismo: ‘San Gregorio Magno, Papa’, según informó el departamento que dirige Ernest Urtasun.

‘La Piedad’, que sólo había sido expuesta hasta la fecha en una muestra celebrada en 2015 en el Museo Goya: ‘Goya y Zaragoza (1746-1775). Sus raíces aragonesas’, se dio a conocer en 2011 en un estudio de Arturo Ansón Navarro y fue sometido a diversos estudios técnicos en el Museo Nacional del Prado en 2013. Su adquisición por Cultura permite que haya pasado a formar parte de las colecciones estatales.

La obra, de pequeño tamaño (83,5 x 58 centímetros), conserva la tela y el bastidor originales y se cree que podría haber sido concebida para la devoción doméstica y encargada por algún miembro de la Iglesia o de la burguesía zaragozana del último tercio del siglo XVIII, considerándose una muestra representativa de la obra religiosa de Goya.

El pintor aragonés realizó ‘La Piedad’ en Zaragoza tras regresar de su viaje de formación a Italia en 1771. La influencia de este periplo es notoria en el cuadro, apreciándose la inspiración de Carlo Maratti, Annibale Carracci o Miguel Ángel.

Esta obra de juventud se ha relacionado desde el punto de vista de su composición y tratamiento de las figuras con otros trabajos de Goya durante su etapa zaragozana, en la que fue desarrollando su estilo.

La presentación de este cuadro en la Sala del Encuentro forma parte del programa ‘El Museo presenta’, con el que el Museo del Romanticismo busca compartir con el público sus más recientes iniciativas, como adquisiciones, restauraciones o nuevas visiones sobre sus colecciones.

En el caso de ‘La Piedad’ se trata de un montaje expositivo ‘ad hoc’, al final del recorrido permanente, que “permite hacer énfasis en la obra, profundizar en el contexto en el que fue realizada y subrayar la importancia de esta adquisición en particular -y de Goya en general- para el Museo Nacional del Romanticismo”.

Cuando finalice esta muestra, la obra pasará a formar parte de su exposición permanente, localizándose en la casa-museo destinada a la devoción familiar, el Oratorio. De este modo, completará el discurso de esta sala, presidido por ‘San Gregorio Magno’, del propio Goya.