Tras casi un año demoledor para la infancia, Save the Children evalúa esta problemática en su nuevo informe, A Heavy Toll, que esboza el peligro constante al que se enfrentan los niños cada día en Ucrania y destaca la angustia psicológica de haber sido testigos de la violencia, la separación de la familia y de sus amistades, el desplazamiento y la falta de acceso a la educación.

En 2022, se anunciaron un total de 16.207 alertas de ataques aéreos, con una duración media de una hora, apunta el trabajo.

Estas sirenas avisan a la población de la amenaza de ataques por aire para que se dirijan a los búnkeres para refugiarse. Personas adultas, niños y niñas llegan a pasar hasta 8 horas bajo tierra sin poder salir, debido a los continuos ataques con misiles.

En Járkov, por ejemplo, sonaron más de 1.700 sirenas el año pasado, con una duración de 1.500 horas en total.

Por su parte, las regiones de Donetsk y Zaporiyia registraron más de 1.100 horas de alarmas cada una, respectivamente.

A lo largo de la línea del frente en el sureste de Ucrania, los bombardeos casi nunca cesan. Allí, las familias se han visto obligadas a abandonar sus hogares --muchos de ellos ahora destruidos-- para vivir bajo tierra y sin poder cubrir sus necesidades básicas, como electricidad, agua o calefacción.