Lo hizo a través de un comunicado en el que informó de que en suelo turco sus trabajadores se están coordinando con docenas de organizaciones de base dirigidas por mujeres para llegar a 1,5 millones de personas, a las que ya ha proporcionado comida, abrigo, mantas y apoyo psicológico en algunas de las áreas más afectadas.

En ese sentido, el portavoz de Oxfam KVED (Oxfam en Turquía), Meryem Aslam, explicó que “la gente vive en automóviles, mezquitas o tiendas de campaña y se apiña alrededor del fuego con temperaturas gélidas”, mientras que “los refugios de emergencia están desbordados y superpoblados”, lo que provoca que “mucha gente no quiere quedarse en la zona y hay cientos de miles de personas evacuadas de la región”.

Del mismo modo, comentó que se enfrentan “a nuevos obstáculos para conseguir ayuda para quienes la necesitan”, hasta el punto de que “encabezando la lista de artículos necesarios están las bolsas para cadáveres para enterrar a los muertos”.

Por su parte, el responsable del equipo de Oxfam Intermón en Alepo (Siria), Abdelkader Dabbagh, indicó que “el terremoto ha destrozado un país ya devastado por el conflicto” y explicó que su equipo "está trabajando con otras organizaciones humanitarias para poder brindar agua potable limpia y paquetes de higiene a los sobrevivientes”.

Detalló que estos equipos también han apoyado controles de seguridad en 220 edificios y han empezado a reparar grifos de agua e inodoros para mil de las personas afectadas por el terremoto, cifrando en 300.000 los supervivientes a los que espera llegar.

Ante esta situación, Oxfam Intermón formuló un llamamiento a la comunidad internacional para que atienda las “necesidades urgentes” de las personas afectadas por el terremoto en Turquía y Siria y para “facilitar la entrega de ayuda” a ambos países con “un plan a más largo plazo para apoyar a las personas sobrevivientes en los esfuerzos de recuperación”.