El Pacma es uno de los pocos partidos políticos que se presenta en todas las provincias, además de la ciudad autónoma de Melilla. Su candidata a la presidencia del Gobierno, Yolanda Morales, se desplazó hasta Madrid para iniciar anoche la tradicional pegada de carteles en los exteriores de la plaza de toros de Las Ventas.

Sin embargo, el Pacma indicó este viernes en un comunicado que su campaña “podría peligrar”. Explicó que contrató 10 soportes publicitarios en cuatro estaciones de Renfe, donde se repartirían tres creatividades.

El contenido no trascendería a la opinión pública hasta la fecha prevista de instalación en los soportes, el próximo martes, 11 de julio, pero, según el Pacma, “un cambio de última hora desde el departamento de autocontrol de Renfe y Adif sentenció la campaña gráfica a pocas horas del inicio de la campaña electoral general por ‘atentar contra las personas’ que aparecen en ella”.

Así, un trajeado Sánchez aparece amarrado, lleno de barro y heces entremezclado con perros de caza de una rehala. Abascal, también con traje, convive con cerdos en una granja. Y Ayuso figura de rodillas y con varias banderillas clavadas esperando el estoque final de un torero en la plaza. El mensaje del Pacma con esa campaña es “claro y conciso”. “Necesitamos más empatía”, indicó la formación animalista.

"ATAQUE DIRECTO A LA LIBERTAD DE EXPRESIÓN"

Morales recalcó que, a pesar del polémico contenido, la intención de la campaña "no es ningún momento denigrar a las personas que aparecen en las imágenes", sino conseguir que el impacto que produce el contraste de los protagonistas en relación al entorno en el que se encuentran genere consciencia.

"Si la situación en la que los políticos se encuentran nos parece denigrante, deberíamos reflexionar sobre las condiciones de vida de los animales que normalmente viven en esas granjas, en esos zulos de cazadores o que son apuñalados hasta morir en las plazas", sostuvo.

En Pacma calificaron de “ataque directo a la libertad de expresión” el “veto de Rente y Adif”, así como una “desconsideración hacia el maltrato animal". "Si somos incapaces de tolerar imágenes de personas viviendo como viven los animales explotados, deberíamos revisar nuestros valores. Aprender a ponernos en su lugar, en definitiva", concluyó Morales.