"Me han cerrado puertas en la Iglesia vasca, a la altra del clero, no en las altas esferas. He visto una beligerancia contra mí". "El estamento clerical es del que menos apoyo he recibido. La mayoría del clero es nacionalista", explicó Larrínaga a Radio Nacional.

Tras su despedida de la parroquia de Maruri después de 36 años en el pueblo, Larrínaga describió sus sentimientos "agridulces". "Vi el agradecimiento de muchas personas, aunque de la parroquia pocas, por la presión que han impuesto los intolerantes".

"Me ha dolido que diga un político nacinalista que no soy un hombre de paz. Pero me alegra que vinieran otros muchos luchadores por la libertad, desde Barcelona, desde Galicia, Andalucía, a apoyarme en mi última eucaristía", explicó.

En su opinión, la raíz del problema es que la sociedad vasca "no se da cuenta de que no hay otras opciones: o estar con los terroristas y los que les apoyan o estar contra el terrorismo".

"Hace falta una postura clara, valiente, que a corto plazo no va a sacar ningún beneficio, porque a mí se me han cerrao muchas puertas, pero yo creo que a largo plazo seré reconocido y puedo dormir con la conciencia tranquila", aseguró.