Mosquera aseguró que los prelados vascos "nunca" han sido capaces de "encontrar el camino de la prudencia" quizá por "no disponer de pastores con personalidad fuerte que les haga libres del síndrome de Estocolmo".

A su juicio, las opiniones que vierten los obispos en su pastoral "chocha frontalmente con el sentimiento de los cristianos en España, donde las buenas gentes parecen tener mucho más claro el papel de las íctimas que el de los verdugos en el País Vasco, así como el deber del Estado de derecho para proteger los derechos fundamentales de las personas".

Entiende el líder de UA, que si la Iglesia "se mete" en el debate ideológico sea para "hacer un llamamiento al nacionalismo democrático para que desaparezcan aquellas aspiraciones que dan razones a los fundamentalistas para matar, amenazar y vulnerar los derechos humanos".

UA considera que con esta pastoral la Iglesia vasca "toma partido" en el conflito de Euskadi, desde el momento en que establece un "modelo de diálogo" que "obliga a los no nacionalistas a pedir perdón a sus verdugos".