Uno de los relevistas, Juan Antonio Prieto, afirmó que "por fin el deporte ha hecho justicia conmigo. Después de mi mala suerte en la final de 200 y 400, por fin he conseguido el oro y además con récord del mundo (3'9"67)".

Prieto comentó así la carrera: "Ha sdo una final muy táctica que ya planteamos y estudiamos bien. Hemos sabido mantener el fuerte ritmo impuesto y desde el primer relevo salimos a morir, porque entre los cuatro relevistas tres no teniamos medalla y había mucha sed de metales".

La euforia desatada fue indescriptible. Enrique Sánchez se fundió en un abrazo con Purificación Ortiz, que esperaba en la meta, y hasta el entrenador de lanzamientos, Ignacio Garrachón, saltó al tartán para felicitar a los relevistas.

José Sánchez fue el últio relevo, el de la máxima responsabilidad "y el que te pone más nervioso, pero a la vez te gusta porque lo corre el más rápido del equipo, aunque la verdad es que me lo han puesto muy fácil mis compañeros".

Para Sánchez, plata en 400 metros B-2 y bronce en 1.500 B-2 (ceguera parcial), "el equipo salió desde el principio muy mentalizado, sobre todo por la gente que no había conseguido medalla. Algunos por mala suerte, otros por otras historias, no la habían conseguido".

El último de los relevistasexplicó que conseguir el oro en la final de relevos era poco menos que una obligación: "Había que ir a por la medalla de oro, entre otras cosas porque debiamos y porque teniamos el mejor equipo, lo que pasa es que hasta que no se corre nunca se sabe lo que pasará", concluyó el triple medallista español.