Día Mutilación Genital

Satisfacción entre médicos, mediadoras y ONG por los 'compromisos preventivos’ que "han salvado a cientos de niñas” de la mutilación genital

MADRID
SERVIMEDIA

La pediatra Inmaculada Sau, referente en formación sobre Mutilación Genital Femenina (MGF) del Institut Català de la Salut, y la presidenta de la asociación Dunia Musso y técnico de intervención de Médicos del Mundo Navarra, Fatima Djara, coincidieron en la importancia de que las familias de niñas en cuyos países de origen se practica la MGF firmen los llamados “compromisos preventivos”.

“Son muy útiles, y han salvado a cientos de niñas”, declararon a Servimedia en una jornada sobre cómo hablar de MGF organizada hoy en Madrid por las ONG Save a Girl Save a Generation y Mundo Cooperante, con el apoyo del Ministerio de Igualdad español.

El encuentro reunió a periodistas, profesionales sanitarios, activistas, trabajadoras sociales y mediadoras culturales, y subrayó la relevancia de las supervivientes en la erradicación de estas prácticas. “Porque hay que romper el silencio sobre sus consecuencias”.

Así lo aseguró a Servimedia Inmaculada Sau, pediatra con más de 30 años de experiencia y experta en atención a niños migrantes en Cataluña, donde desde 2005 existe un protocolo integral contra la MGF (con los años, todas las comunidades disponen de uno).

Entre las distintas medidas que estos contienen, destacan los conocidos como ‘compromisos preventivos’, un acuerdo voluntario entre los padres de las niñas y sus médicos por el que los primeros se comprometen a no realizar dichas prácticas.

Tales documentos se incorporan a las historias clínicas de las pacientes y sirven también como prueba de que se les ha informado al respecto, que es algo que “debemos hacer”. “En todos estos años, me consta que cientos de niñas se han salvado gracias a ello”, asegura Sau.

En su opinión, “resultan “muy útiles para aquellos padres y madres que han decidido no mutilar a sus hijas cuando viajan a sus países de origen por vacaciones”. “Allí, la presión de la comunidad es muy fuerte”, prosigue, y “disponer de un documento para enseñarle a los ancianos y al resto de la familia, donde se explican los efectos de esta práctica y también las consecuencias legales en España, ayuda a los padres a defender su posición”.

“A lo largo de mi vida profesional, he escuchado a cientos de mujeres contarme cómo esto les ayudó a proteger a sus niñas”, dijo satisfecha.

La misma idea sostiene la guineana Fatima Djara, superviviente de la MGF y mediadora cultural de Médicos del Mundo Navarra desde 2013.

ROMPER EL SILENCIO

A su juicio, “el problema con la mutilación genital femenina es que se ha practicado siempre, pero nunca se ha hablado de ella abiertamente”. “La gente cree que es buena”, detalla, porque “nadie ha contado los daños físicos y psíquicos que trae consigo”.

Por eso, antes de que las familias firmen ningún compromiso, hay todo un proceso de acercamiento y de trabajo con la comunidad. "Primero nos acercamos a los lugares donde se reúne la comunidad africana, como mezquitas, parroquias o asociaciones”, explica.

Se proponen actividadess culturales y de participación y, poco a poco y según el interés que cada persona demuestre, se inicia la formación en salud sexual y reproductiva.

“En Médicos del Mundo Pamplona trabajamos con tres grupos: uno de hombres adultos, otro de mujeres adultas y un tercero, más reciente, formado por adolescentes. Son 22 chicas, tienen entre 13 y 20 años y forman Black Power Pamplona”.

En los talleres, las mediadoras abordan distintos tipos de violencia (racismo, matrimonios forzosos, mutilación genital…) y explican sus consecuencias en la vida de las mujeres (enfermedades, relaciones sexuales dolorosas, partos de mayor riesgo, ausencia de placer y peligro de muerte e infertilidad por las infecciones).

También se ocupan de desmontar falsos mitos, como los referidos a que la MGF aumenta la fertilidad o evita la transmisión de enfermedades.

“Se trata de establecer un diálogo respetuoso, para que la gente no sienta que se está atacando su cultura”, explica Djara. “Como mujer africana, soy consciente de la importancia de la tradición y del peso de la comunidad”, prosigue, algo que “yo también valoro. Aquí buscamos que se entiendan las consecuencias perjudiciales de algunas costumbres, que no recoge ninguna religión”, que se han mantenido “por el silencio y el tabú. A decir verdad, suele funcionar”.

“Yo he visto muchos hombres que no creían lo que les contábamos porque decían que ni sus madres ni sus hermanas ni sus esposas se habían quejado nunca, pero que cuando comprendieron lo que podía suponer, lo rechazaron para sus hijas”.

Del mismo modo, “una de mis compañeras me trataba de loca cuando, hace años, empecé a hablarle del tema. Hace ya un tiempo que trabaja conmigo como mediadora para seguir extendiendo el mensaje en la comunidad. Es fundamental que las supervivientes hablemos”.

INCIDIR EN EL ORIGEN

Fatima tiene claro que es importante trabajar con las poblaciones africanas en España, pero que aún lo es más hablar en los países de origen.

Por ello, en 2018 fundó la asociación Dunia Musso en Guinea Bissau, con el objetivo de formar a los jóvenes en prevención de la mutilación genital femenina.

A su juicio, “el trabajo con las ‘comadronas’ y los líderes religiosos y comunitarios es lento y complicado, pero con los jóvenes, aquellos que aún no han tenido hijos, resulta muy efectivo”.

“Tenemos a ocho chicas y a siete chicos preparados, que organizan teatros callejeros sobre este tema y visitan a las familias puerta a puerta para informar”, indicó. “También hemos organizado carreras populares y otros eventos donde se tratala MGF, que nunca hasta ahora se había abordado de forma abierta en nuestro país”.

Otros proyectos de la ONG pasan por construir un centro educativo para niñas pequeñas, con el fin de incidir antes de que se produzca la mutilación, y conseguir la implicación de los sanitarios locales.

“Cada día, ellos ven a mujeres mutiladas y saben lo que ocurre, pero no tratan nunca el tema”, lamenta Djara. “Resultaría muy útil que lo hicieran porque gozan de cierta autoridad"; añade.

Por la misma razón, las comunidades dan credibilidad a los “compromisos preventivos” que les muestran sus parientes al volver de España, agrega Djara.

“Conozco muchas historias de familias que recurrieron a ellos para evitar que mutilasen a sus hijas”, declara. Con todo, estos acuerdos son el último paso de todo un proceso de mediación. “No se puede empezar por ahí, o las personas se lo tomarán como una agresión”.

Inmaculada Sau coincide en esta apreciación. “Cuando un a familia llega a la consulta, nunca se puede abordar esto de primeras. Es una vez que has ganado su confianza, cuando sabes además que se van de vacaciones, cuando se puede plantear”.

A través de este acuerdo, la familia también se compromete a llevar a las niñas a revisión a la vuelta del viaje. Son acuerdos voluntarios y si existen indicios de que una familia pretende realizar la mutilación de sus hijas, el profesional debe informar a servicios sociales.

ESPERANZA

Igual que cuando se detectan mutilaciones en consulta, destaca Sau, segura de que “algo está cambiando”. “Antes, las niñas de cierta edad que venían de países donde se practicaba la MGF (unos 30 en el mundo), siempre estaban mutiladas”, afirma.

“Hace como tres años que veo que algunas ya no lo están. Creo que algo empieza a moverse en sus países y es un gran motivo de esperanza”, asegura.

Pese al retroceso que intuye a causa de la pandemia, Fatima también es optimista, aunque sabe que “llevará generaciones erradicar esta práctica". Por eso, pide fondos para sus proyectos de prevención, con el convencimiento de que “la solución está en los jóvenes”.

(SERVIMEDIA)
02 Feb 2023
AGQ/gja