Se trata de un manifiesto y primer Observatorio sobre un tema “que nos afecta y preocupa en un momento de grandes incertidumbres y tormentas”, según explicó Mier. “Creemos en la tecnología como llave para construir una sociedad y una economía más competitivas, pero en este camino no debemos renunciar al bien común”, recalcó Mier.

Así, Nausika cuenta con dos propósitos para divulgar el buen uso de la tecnología. El primero de ellos es sensibilizar a la población para que haga un buen uso de la tecnología, puesto que “no es buena o mala, pero su uso sí que se puede destinar para hacer el bien o para hacer el mal”, indicó Mier. El segundo objetivo es proponer a las instituciones públicas y al Gobierno acciones que vayan en ese sentido, creando empleos de calidad, puesto que “innovación y bien común es un binomio inseparable y es a lo que nos dedicamos”, dijo.

Por su parte, el presidente del parque tecnológico de Málaga y miembro de Nausika, Felipe Romera, cuestionó el impacto de la tecnología desde un punto de vista optimista. Mencionó que solo se oye hablar de tecnología "como herramienta de crimen", pero también permite "un desarrollo en materias de salud o de discapacidad, puesto que la tecnología bien utilizada es un arma súper potente para el bien; por ejemplo, gracias a la tecnología vivimos más años y en mejores condiciones”. Romera planteó sacar dos ventajas de la tecnología: la innovación para poder desarrollarla y el poder de resolver retos sociales. “Se trata de fines ambiciosos, pero accesibles”, manifestó.

El presidente del Consejo Económico y Social, Antón Costas; la vicepresidenta de CEOE, María Helena Antolín; y el secretario general de CCOO, Unai Sordo, recalcaron cómo el progreso tecnológico puede acabar en prosperidad para todos y el papel protagonista de la IA. “Con la IA, los miedos son superiores al optimismo, por lo que buscamos amparo en instituciones públicas, pero yo le doy más importancia a la capacidad que hay desde las instituciones empresariales y sindicales”, defendió Antón Costas.

Por su parte, Antolín instó a no ver la IA "como una amenaza, sino como una ayuda para el empleo y el día a día, por lo que la sociedad tiene que estar formada, que estar a la altura”. “Cerca de un 42% de las empresas utiliza la IA en España, pero la diferencia de inversión entre las macroempresas y los gobiernos es abismal, deberíamos ir más rápido e invertir más dinero para mejorar la productividad y la calidad del producto”, propuso la vicepresidenta de CEOE.

Antón Costas, en apoyo de este argumento, recalcó que si se miran las cifras que se invierten en IA, “o la inteligencia artificial nos sirve para mejorar la productividad donde más la necesitamos, o esta inversión habrá sido un despilfarro”.

Unai Sordo hizo hincapié en que la tecnología “siempre ha generado conflicto entre las relaciones laborales, pero el salto tecnológico va más allá de los empleos que se crean y se destruyen”, puesto que abarca también los criterios de selección y despido de personal, entre otros. Por ello, “deberían ser más transparentes y evitar sesgos discriminatorios, no queremos desenlaces distópicos”, observó el secretario de CCOO.

Para finalizar, el secretario de Estado de Industria, Jordi García Brustenga, mencionó el proyecto de Ley de Industria y de Autonomía Estratégica, que aún está en fase de enmiendas en el Congreso de los Diputados, y que sería crucial para el desarrollo de Nausika. “Cada vez es más relevante esta Ley con una estrategia abierta sobre industrialización, pero no estamos esperando a la Ley para seguir avanzando”, dejó claro el secretario de Estado.