Hasta ahora el pescado almacenado y refrigerado en hielo o en cámaras de baja temperatura tenía una vida útil de aproximadamente una semana. La combinación de la conservación mediante refrigeración y el método EAM multiplica este periodo de tiempo por uno y medio, dos y tres.

El método de atmósferas modificadas, que ha sdo desarrollado por investigadores del CSIC, consiste en la combinación de gases, normalmente oxígeno, dióxido de carbono y nitrógeno, en cantidades diferentes según la especie que se vaya a conservar.

Además, la técnica EAM ralentiza el crecimiento microbiano durante el periodo de almacenamiento del pescado refrigerado y aisla el producto de la contaminación bacteriana, lo que aporta beneficios tanto sanitarios como de calidad a los alimentos.