Así lo reocge la nueva Ley de Hidrocarburos que acaba de entrar en vigor y que, según la asociación de empresas petroleras, AOP, será beneficiosa para el sector y para los consumidores.

El presidente de AOP, Javier Navrro, dijo que la diferencia entre el precio del producto y el de venta al público son del orden de 35 pesetas que se llevan los impuestos, y que ese márgen es suficientemente amplio como para "intentar muchas cosas", en referencia a posibles fraudes.

Navarro explicó también que las petroleras asumen su facultad, otorgada por la nueva ley, de inspeccionar tanto sus estaciones en propiedad como las abanderadas con su marca, pero apeló a las autoridades a que complementen este cometido con acciones de cotrol.

Respecto al alcance de dicho fraude en la distribución de productos petrolíferos, Navarro se remitió a los últimos cálculos facilitados por Hacienda, que lo cifraron en unos 80.000 millones de pesetas, y agregó que el número de "chiringuitos" ilegales dedicados a esta actividad fraudulenta "es muy significativo", aunque no lo cuantificó.

EVOLUCION DE PRECIOS

También lanzó "un mensaje de tranquilidad a los consumidores" por lo que a la evolución de los precios se refiere, ahora que son comletamente libres. En la primera semana, agregó, han seguido prácticamente estables, excepto en ciertos productos en los que ha habido ajustes a la baja.

"Ha habido mensajes", en referencia a las asociaciones de consumidores, "que introducían factores que no tienen que ver con la Ley de Hidrocarburos y hablaban de incrementos de precios de hasta 15 pesetas", al buscar la homologación con los europeos, cuando cualquier conocedor del tema sabe que las diferencias de precios entre países las marcan los imuestos de cada sitio y no las petroleras, apostilló.

Navarro explicó que la ley no proporcionará al mercado español menos competencia de la que ya ha habido. El motivo, dijo, es que el sector español de hidrocarburos está empezando a tocar el techo de la rentabilidad.

Advirtió de que en España se abre una gasolinera cada día y que el umbral de equilibrio entre la competencia y la rentabilidad en la venta de carburantes empieza a tocarse ya con las más de 7.000 estaciones de servicio que hay en Esaña. Muchas más, dijo, pueden llevar a un proceso de cierre de tres gasolienras diarias, como está ocurriendo en Francia, con el riesgo de llegar a dejar zonas enteras desabastecidas.