Los hechos ocurrieron en marzo de 1991, cuando el joven se ausentó del cuartel tres días después de incorporarse a filas. En el mes siguiente,José Manuel Garmedía se presentó ante las autoridades militares de Pamplona con 24 insumisos más.

Garmendía argumentó en su defensa que no se declaró objetor de conciencia al inicio porque había varios juicios a insumisos por aquéllas fechas, y que no llegó a hacer la instrucción ni a vestir ropas militares.

Al no tener antecedentes, el jóven objetor podría quedar en libertad, aunque fuera condenado a los tres meses que pidió el fiscal militar.