Según revela la encuesta realizada por la revista "Federcaza", la primera raza autóctona en la lista de preferencias de los cazadores es el podenco, que aparece en quinto lugar. El podenco es, probablemente, el perro cazador más habitual en los campos españoles.

El pointier es apreciado porque se adapta a todo tipo de terreno y de piezas de caza menor. Aguanta horas realizando batidas, aunque se desenvuelve mejor en el llano.

Por su parte, el braco lemán es incluso más resistente que el pointier, y se adapta mejor al calor y a la sequedad, aunque también aguanta perfectamente el frío.

El tercer y el cuarto lugar de la lista lo ocupan el setter inglés y el epagneul bretón. El primero destaca por su olfato y su gran velocidad, mientras que el segundo caza con la cabeza a media altura, lo que le permite inspeccionar todo el campo.

Por detrás del podenco se situan el Drahthaar, un auténtico todo terreno; el setter irlandés, insuperable en los bsques, y el perdiguero, resistente y con gran capacidad de adaptación al terreno.

Los diez primeros lugares se completan con el teckel y el sabueso. El teckel es un perro especializado en caza bajo tiera, mientras que el sabueso se caracteriza por su enorme versatilidad.