Unas 7.000 personas, según la Delegación del Gobierno, se concentraban en la calle Ferraz a la altura de Marques de Urquijo y antes de las diez de la noche una parte de los manifestantes, los más cercanos al cerco policial, comenzaron a lanzar bengalas y objetos contra los agentes tratando de desmontar el vallado.

En ese momento, los agentes cogieron los escudos y comenzaron a desmontar las vallas para cargar contra los manifestantes y repeler su avance hacia la sede socialista para desplazarlos hacia la calle Marqués de Urquijo y hacia el paseo de Rosales.

Varias personas cayeron al suelo pero pudieron levantarse para dispersarse, viviendo, eso sí, momentos de gran tensión.

Pese a la carga policial, una parte de los manifestantes trataba de hacerse fuerte a la altura del cruce con Marqués de Urquijo, lanzando piedras y otros objetos a los agentes, que respondían con pelotas de goma y gases, mientras alguna ambulancia trataba de abrirse paso para atender a personas heridas.

Algunos de los manifestantes trataban incluso de levantar barricadas en la calle Marqués de Urquijo, colocando contenedores que otros arrojaban al suelo, mientras los agentes antidisturbios trataban de repelerlos hacia las calles aledañas.

Durante la tarde una parte de los manifestantes se disgregaron para tratar de llegar al Congreso de los Diputados, cortando a su paso la Gran Vía. Sin embargo, no pudieron llegar hasta la Cámara, que en ese momento había quedado blindada tras cortar la Policía Nacional la circulación en la Carrera de San Jerónimo.

Entre los manifestantes que protestaban contra la amnistía a independentistas catalanes se podían oir consignas como "Otegi, etarra, tu madre es una guarra", "Marlaska, maricón", "Con los moros no tenéis cojones". También se podían ver manos levantadas con algunas banderas franquistas y varios manifestantes trataban de impedir el trabajo de los informadores que trataban de narrar en directo lo que estaba ocurriendo.