"La normalización del País Vasco", sostuvieron los mismos dirigentes del PP, "está ligada indefectiblemente a la paulatina implantación del partido en la región".

Aseguraron su convicción de que el partido conservador superará con creces los resultados obtenidos en los comicios territoriales de 1987 y en las generales de 1989.

Sobre posibles pactos postelectorales, recalcaron que el PP "no regalará nada a nadie" y que una "triple alianza" entre PSOE, IU y DS sería "terrible" para los socialistas.

No obstante, admitieron que una "política global" de acuerdos entre esas tres formaciones les arrebataría gobiernos y alcaldías muy importantes.

Tambiém dijeron que el PP experimentará una importante subida en autonomías como Andalucía, Valencia y Aragón, "a pesar de que se trata de elecciones municipales y autonómicas, y en este tipo de comicios muchos votantes 'huyen' hacia partidos regionalistas".

De acuerdo con los mismos portavoces populares, silos resultados del 26-M se extrapolaran a los de unas generales, el PP sobrepasaría el 30 por ciento de los votos globales.

A la vista de las últimas encuestas publicadas, los dirigentes del PP consideran que "en España ha llegado la hora del fin de la hegemonía socialista, que será sustituida por otra de equilibrio".