El hombre, que se acogió a su derecho a no declarar durante su comparecencia judicial, será investigado por la comisión de un delito de homicidio en grado de tentativa, si bien esta calificación es aún inicial y podría modificarse según avancen las investigaciones.

Además de la privación de libertad, el magistrado le ha impuesto una orden de alejamiento en el que se le prohíbe acercarse a su supuesta víctima a menos de 500 metros de distancia, así como comunicarse con ella por cualquier medio durante todo el tiempo en que transcurra el procedimiento judicial.

El supuesto delito se cometió cuando un guardia civil en prácticas y fuera de servicio se encontraba en una cafetería de Villaverde y escuchó que alguien gritaba muy fuerte “socorro, socorro”. El agente en prácticas acudió al lugar de los hechos y observó que los gritos procedían de una ventana abierta de una vivienda en el bajo de un edificio.

El guardia civil aseguró que al asomarse por la ventana pudo ver a una mujer ensangrentada “con un taladro incrustado en la cabeza” y acompañada de su hija. Tras aquello pudo observar a un hombre de entre 35 o 40 años salir por el portal de edificio gritando que “no quería saber nada de esa persona”.

El agente en prácticas consideró al hombre como el presunto autor de delito y decidió retenerlo contra la pared en ese momento. Tras registrarlo y observar que no tenía nada peligroso, el guardia civil instó a la gente de los alrededores para que avisaran a la Policía Nacional. Los agentes acudieron al lugar de los hechos y detuvieron al hombre por una tentativa de homicidio a su pareja.