Profuturo adaptó en 2008 su propuesta educativa para favorecer el acceso a una educación integral de calidad a los menores en edad escolar que viven en contextos humanitarios. El programa trabaja para garantizar la protección, la seguridad y el apoyo psicosocial de los niños y docentes refugiados.

En este contexto, sigue el marco mundial para la educación de la población refugiada y las normas mínimas definidas por la Red Interagencial para la Educación en Situaciones de Emergencia (INEE).

En colaboración con otras organizaciones, lleva a cabo proyectos en diversos campos de refugiados y asentamientos informales en el Líbano, Jordania, Malaui, Ruanda, Tanzania, Nigeria y Zimbabue.

La responsable de la intervención de ProFuturo en contextos humanitarios en África y Asia, María Lacadena, recalcó la importancia de entender bien el contexto en el que se desenvuelven alumnos y docentes, las experiencias que han vivido antes de llegar a los países de acogida, su situación de vulnerabilidad, “para responder con eficacia a sus necesidades”.

Asimismo, enfatizó en que la escuela “es un lugar seguro” que puede ayudar a evitar el matrimonio y el trabajo infantil. Los niños pueden relacionarse, jugar, expresarse y recibir el apoyo de sus profesores.

Algunos padres, por diversos motivos, no quieres que sus hijos acudan a los centros educativos. Por ello, es necesario hacerles entender “la importancia que tiene para el futuro que sus hijos reciban una educación y, en este caso, los beneficios de la educación digital, es fundamental”, concluyó Lacadena.