El reloj enmudeció ante los más de 1.500 vecinos congregados la noche del Fin de Año, mientas los asistentes a lo que debía ser una fiesta comprababan extrañados como pasaban los minutos sin que sonaran las campanadas.

El alcalde de Santomera, Antonio Bernal, explicó a Servimedia que "hubo reacciones de todo tipo: unos se enfadaron y otros imitaron las campanadas, mientras se tomaban las uvas".

No obstante, reconoció que "la reacción general fue de malestar, y por eso hemos decidido organizar una fiesta similar, esta vez con campanadas, el día 6, a las 12 de la noche, para que todos pudan recibir el 96".

Bernal dijo que, para compensar, "las uvas de todos los vecinos correrán a cargo del consistorio y no faltará la sidra gratis ni la música".

"Nos estamos planteando", agregó, "hacer de esta curiosidad una tradición, porque el 6 de enero parece una fecha más oportuna para celebrar la entrada del Año Nuevo".