Pujol, que hizo estas declaraciones durante la rueda de prensa posterior a la reunión de su Gobierno, explicó que los objetivos de CiU son que "se abra un debate" en torno a la propuesta de crear trabajo estable, ya que uno de los puntos débiles de la reforma laboral ha sido el exceso de puestos de trabajo temporales, y que los empresarios venzan el miedo al contrato indefinido.

En este sentido, señaló que "aceptamos que uestras propuestas no sean válidas, pero en este caso pedimos que se hagan otras" y consideró que las manifestaciones del ministro de Trabajo, José Antonio Griñán, sobre la propuesta de CiU son "poco rigurosas", ya que "habla de forma que parece que alguien le haya propuesto despido libre".

El presidente del Gobierno catalán no quiso pronunciarse sobre la petición de suplicatorio del juez Marino Barbero para el vicesecretario general del PSOE, Alfonso Guerra, porque admitió "no estar suficientemente iformado".

Aunque recordó que el grupo parlamentario de CiU siempre había votado a favor de los suplicatorios cuando el partido afectado lo había pedido, dijo que en el caso de Guerra aún debía "analizar la base jurídica" y hablar con representantes del PSOE para conocer más a fondo la situación.

Pujol indicó que no le consta que el presidente del Gobierno, Felipe González, haya pactado un calendario político con el líder de la oposición, José María Aznar, por el que se avanzarían las elecciones gnerales, a cambio de que el PP cambiara su actitud y colaborara para que desapareciera la crispación del país.

Respecto al posible retraso de las obras del Tren de Alta Velocidad (TGV) en el tramo Barcelona-Lérida, anunciado por el ministro de Obras Públicas, José Borrell, la pasada semana, indicó que "no nos preocupa que haya un retraso, sino que en este retraso se introduzcan elementos de dudas sobre el proyecto inicial".

Pujol valoró las detenciones de una activista y cuatro colaboradores de EA que pretendían volver a articular el comando Barcelona como "muy buenas noticias" y recordó que, a pesar de que "pueden actuar con más facilidad en Barcelona que en otros lugares", en Cataluña no existe ningún apoyo popular a favor de la organización. "Los ciudadanos catalanes son tremendemante hostiles al terrorismo", añadió.