El decreto prohibe terminantemente la comercialización de los tejidos humanos y apuesta por la autosuficiencia y la donación altruista como único procedimiento de asegurar las garantías éticas y de seguridad en el proceso de tilización de tejidos humanos.

También establece los criterios de acreditación de centros para la realización de estas terapéuticas, de acuerdo con los estándares internacionales.

La regulación de las actividades relacionadas con estos tejidos contó con una amplia participación de representantes de las Administraciones Sanitarias, a través del Consejo Interterritorial del Sistema Nacional de Salud y de organizaciones científicas.

También recogieron las aportaciones de distintas asociacionescorporaciones de profesionales, como la Asociación Española de Banco de Tejidos, la Sociedad Española de Oncología Médica, la Asociación Española de Hematología y Hemoterapia, etc.