Todos ellos estaban citados como testigos por el titular del Juzgado Central de Instrucción número 4, José Luis Calama, que les ha interrogado sobre los detalles de la recepción y el aspecto que tenían los paquetes, así como los controles que se establecieron después de que uno de ellos deflagrara en la Embajada de Ucrania.

Entre los citados están los responsables de seguridad de Presidencia del Gobierno, del Ministerio de Defensa, de la Embajada de EEUU, del Centro de Satélites de la Unión Europea de Torrejón de Ardoz (Madrid) y el vigilante de la Embajada de Ucrania que resultó herido al manipular la carta. Únicamente queda por declarar el trabajador de la empresa Instalaza, que recibió también un paquete incendiario.

Fuentes jurídicas, aseguraron que todos ellos han ratificado las declaraciones que hicieron a la Policía y que detallaron todos los aspectos relativos a la recepción de las cartas y a los detalles de los paquetes.

Desde el pasado 30 de noviembre, al menos seis cartas incendiarias se dirigieron a distintas autoridades, instituciones y empresas. Todas compartían características similares y no se descarta que estén vinculadas a la guerra de Rusia en Ucrania. Los paquetes se enviaron desde Valladolid, y los investigadores creen que hay un solo autor detrás de estos hechos.

La primera de la que se tuvo conocimiento público fue enviada a la Embajada de Ucrania, que estaba dirigida al embajador Serhil Pohoreltsev. Un trabajador de la legación diplomática resultó herido leve al producirse la deflagración.

Antes de la llegada de esta a la legación ucraniana, se había recibido una en el complejo de La Moncloa dirigida al presidente del Gobierno, Pedro Sánchez. También se interceptaron envíos a la embajada de Estados Unidos, al Ministerio de Defensa, a la base aérea de Torrejón de Ardoz y a Instalaza, una empresa de armamento en Zaragoza.

El Juzgado Central de Instrucción Número 4 de la Audiencia Nacional tiene informes policiales que apuntan a un único autor que envío las cartas desde algún punto de la provincia de Valladolid. Todas ellas compartían la misma grafía, están envueltas en papel y estaban compuestas por material pirotécnico casero similar a la pólvora y pequeños trozos de metralla. La composición de los paquetes es sencilla y podrían haberse fabricado a partir de informaciones que están en internet.