Este discurso, el tercero que pronuncia Felipe VI en una apertura de legislatura, tuvo muchas alusiones a su heredera y los jóvenes que como ella representan el futuro de España y aseveró que "nuestra obligación, la obligación de todas las instituciones, es legar a los españoles más jóvenes una España sólida y unida, sin divisiones ni enfrentamientos".

El Rey y su hija mayor llevaban las medallas del Congreso y del Senado y se pudo ver como la princesa de Asturias entraba en el Congreso por la Puerta de Los Leones, tras sus padres, hablando con la presidenta del Congreso, Francina Armengol.

La infanta Sofía no acudió a este solemne acto porque se encuentra en Gales cursando Bachillerato y no tenía vacaciones para poder acudir al mismo.

Delante de los Reyes y la princesa Leonor, abriéndoles paso, iban los maceros, que son funcionarios de las Cortes y portaban su vestimenta de los días solemnes, que consiste en un tabardo de terciopelo rojo, un uniforme medieval que lleva bordado el escudo de las Armas de Castilla y León. También llevan una gorra de terciopelo y apliques dorados con una pluma y en su mano una maza de plata.

A su llegada al Hemiciclo, los Reyes y su hija fueron aplaudidos por la mayoría de los presentes durante 30 segundos y se escuchó un tímido 'viva el Rey' . Después se produjo un problema con el sonido del himno nacional.

En la tribuna de los invitados había expresidentes del Congreso y del Senado, como Federico Trillo, Esperanza Aguirre, Jesús Posadas o la presidenta en la anterior legislatura de la Cámara Baja, Mertixell Batet. También estaba, como es normal, el nuevo Gobierno de coalición, salvo la vicepresidenta primera, Nadia Calviño, que se encuentra en Estados Unidos.

Tras finalizar el acto, los Reyes y la princesa Leonor saludaron a todos los asistentes, como el 31 de octubre, cuando la heredera juró la Constitución en el Congreso de los Diputados.