Se trata de una infraestructura que en este momento no se considera de interés comunitario pero que forma parte del anexo de proyectos que pueden ayudar a responder a la crisis económica actual.

Por ello, ante la negativa de Francia a desarrollar este gaseoducto, España sostiene que en un momento excepcional como este puede merecer un debate de fondo que se debería producir el viernes, tras la petición de Alemania.

Para La Moncloa, si hay Estados que consideran que “la demanda de Alemania no es la mejor o que tiene problemas técnicos o financieros, es bueno que lo puedan plantear con total tranquilidad” en el encuentro de mañana para buscar soluciones alternativas.

España quiere también que Europa fije topes al precio al que está dispuesta a pagar el gas ruso con el objetivo de minimizar su impacto en el precio de la electricidad.

En este contexto, apoya tomar medidas para disociar el precio del gas del de la electricidad fijando límites al precio del gas ruso llegado por gasoducto, del resto de gas llegado también por tubería y del gas natural licuado procedente en barco.

También respalda la propuesta de la Comisión Europea de fijar límites a las ganancias obtenidas por las eléctricas por la producción con renovables, nucleares o carbón en la línea de las medidas tomadas en España ya que considera que conviene que parte del esfuerzo para mantener los precios sea asumido por las empresas reduciendo su margen de beneficios.

Por último, se planteará un debate sobre cuándo se debe activar la reserva de estabilidad en el mercado de derechos de emisión para evitar que se disparen con el futuro incremento del carbón y el fuelóleo en algunos países, excluido España, para hacer frente a la escasez del gas ruso.