Así figura en la última actualización de la ‘Lista Roja de Especies Amenazadas’ de la UICN (Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza), que es la fuente de información más completa sobre el estado global de conservación de la fauna y la flora en el planeta.

Este listado se basa en un sistema objetivo para valorar los riesgos de extinción de una especie, establece las medidas de conservación que se deben tomar y cataloga las especies en alguna de las siguientes categorías, de mayor a menor grado de riesgo: ‘extinta’, ‘extinta en estado silvestre’, ‘en peligro crítico’, ‘en peligro’, ‘vulnerable’, ‘casi amenazada’ y ‘preocupación menor’.

La última edición de la Lista Roja, presentada este lunes en la Cumbre del Clima de Dubái (Emiratos Árabes Unidos), conocida como COP28, alcanza un nuevo récord histórico al incluir 44.016 en ese estado de un total de 157.190 evaluadas. Este listado rebasó por primera vez las 30.000 especies amenazadas en diciembre de 2019, superó las 40.000 en 2021 y el año pasado llegó a 42.108.

De ese total de especies amenazadas, 9.760 están ‘en peligro crítico’, 17.344 se encuentran ‘en peligro de extinción’ y 16.912 son ‘vulnerables’.

"El cambio climático está amenazando la diversidad de vida que alberga nuestro planeta y socavando la capacidad de la naturaleza para satisfacer las necesidades humanas básicas", apuntó Grethel Aguilar, directora general de la UICN.

Aguilar añadió: “Esta actualización de la Lista Roja de la UICN destaca los fuertes vínculos entre las crisis climática y de biodiversidad, que deben abordarse de manera conjunta. La disminución de especies es un ejemplo de los estragos que está causando el cambio climático, que tenemos el poder de detener con medidas urgentes y ambiciosas para mantener el calentamiento por debajo de 1,5 grados (respecto a los niveles preindustriales)”.

PECES DE AGUA DULCE

La actualización incluye la primera evaluación integral de las especies de peces de agua dulce del mundo y revela que un 25% (3.086 de 14.898 especies evaluadas) están en riesgo de extinción.

Al menos un 17% de las especies de peces de agua dulce amenazadas se ven afectadas por el cambio climático, incluida la disminución del nivel del agua, el aumento del nivel del mar que hace que el agua del mar suba por los ríos y el cambio de estaciones.

A esto se suman las amenazas de la contaminación, que afecta al 57% de las especies de peces de agua dulce en riesgo de extinción, las represas y la extracción de agua (que amenaza a un 45%), la sobrepesca (25%) y las especies y enfermedades invasoras (33%).

“Los peces de agua dulce constituyen más de la mitad de las especies de peces conocidas en el mundo, una diversidad incomprensible dado que los ecosistemas de agua dulce comprenden solo un 1% del hábitat acuático. Estas diversas especies son parte integral del ecosistema y vitales para su resiliencia. Esto es esencial para los miles de millones de personas que dependen de los ecosistemas de agua dulce y para los millones de personas que dependen de su pesca”, apuntó Kathy Hughes, copresidenta del grupo de especialistas en peces de agua dulce de la UICN.

SALMÓN

El salmón común o del Atlántico (‘Salmo salar’) ha pasado de ‘preocupación menor’ a ‘casi amenazado’, y nueva evidencia muestra que la población global disminuyó un 23% entre 2006 y 2020.

Esa especie ahora está restringida a una pequeña parte de los ríos en los que habitaba hace un siglo. el norte de Europa y América del Norte por múltiples amenazas en el transcurso de sus migraciones de larga distancia entre hábitats de agua dulce y marinos.

El cambio climático afecta todas las etapas del ciclo de vida del salmón del Atlántico, lo que influye en el desarrollo de los salmones jóvenes, reduce la disponibilidad de presas y permite que las especies exóticas invasoras amplíen su área de distribución.

Las presas y otras barreras bloquean el acceso a las zonas de desove y alimentación, mientras que la contaminación y la sedimentación del agua, principalmente por la tala y la agricultura, provocan una mayor mortalidad de los salmones jóvenes.

La reproducción con salmón de piscifactoría que se ha escapado amenaza a muchas poblaciones silvestres y puede debilitar su capacidad para adaptarse al cambio climático.

La mortalidad debida a los piojos del salmón (‘Lepeophtheirus salmonis’) en las granjas de salmón también es motivo de gran preocupación.

Una importante amenaza creciente es el invasor salmón rosado del Pacífico ‘(Oncorhynchus gorbuscha)’, que se está extendiendo rápidamente por el norte de Europa.

TORTUGAS VERDES

Por otro lado, las poblaciones de tortuga verde (‘Chelonia mydas’) del Pacífico sur central y del Pacífico oriental están en las categorías de ‘en peligro’ y ‘vulnerables a la extinción’, respectivamente.

El cambio climático es una amenaza creciente para las tortugas verdes a lo largo de su ciclo de vida, ya que las altas temperaturas causan un menor éxito de eclosión, el aumento del nivel del mar amenaza con inundar los nidos y ahogar a las crías, y los pastos marinos que comen esas especies son susceptibles al calentamiento de los océanos y a los cambios en corrientes debidas a condiciones climáticas extremas.

Una de las principales causas de la mortalidad de las tortugas verdes en estas regiones es la captura incidental en la pesca industrial y artesanal. Las cifras también han disminuido a medida que la gente captura tortugas verdes y sus huevos para su propio consumo o para venderlos en los mercados.

ÉXITOS DE CONSERVACIÓN

Por otra parte, el órix de cuernos de cimitarra (‘Oryx dammah)’ ha pasado de estar extinto en estado salvaje a en peligro de extinción en la Lista Roja de la UICN, gracias a los esfuerzos de conservación que han reintroducido la especie en Chad.

Este antílope, que alguna vez fue común en la región africana del Sahel, desapareció de la naturaleza a fines de la década de 1990. La caza furtiva cada vez más intensa con armas de fuego y vehículos de motor modernos, además de sequías extremas cada década, llevaron a su desaparición en el siglo XX.

Por su parte, el estado de la Lista Roja del antílope saiga (‘Saiga tatarica’), que vive en Kazajistán, Mongolia, Rusia y Uzbekistán, ha mejorado al pasar de ‘en peligro crítico’ a ‘casi amenazado’.

La población de Kazajistán, hogar del 98% de todos los saigas, aumentó un 1.100% entre 2015 y 2022 y alcanzó los 1,3 millones en mayo de 2022. La especie es muy susceptible a los brotes de enfermedades y sufrió eventos de mortalidad masiva en 2010, 2011, 2015 y 2016.

“El órix con cuernos de cimitarra es el cuarto mamífero grande que ha sido reintroducido con éxito en la naturaleza en los últimos 100 años. El éxito de este proyecto y la dramática recuperación del saiga son el resultado de una visión estratégica, un fuerte compromiso e inversión gubernamental, apoyo técnico de organizaciones no gubernamentales y expertos científicos, y la colaboración con las comunidades locales”, indicó David Mallon, copresidente del Grupo de Especialistas en Antílopes de la UICN.

CAOBA DE HOJA GRANDE

La caoba de hoja grande (‘Swietenia macrophylla’), uno de los árboles maderables más buscados comercialmente del mundo, ha pasado de ser ‘vulnerable’ a estar ‘en peligro’ en la Lista Roja de la UICN.

Ello es porque las cifras en América Central y del Sur se han reducido en al menos un 60% en los últimos 180 años por la extracción insostenible de esta valiosa madera silvestre y a la invasión agrícola y urbana de los bosques tropicales donde crece.

La caoba sigue siendo buscada en Estados Unidos, Europa occidental y China para fabricar muebles, enchapados, elementos decorativos y ornamentales e instrumentos musicales de alta calidad.

A pesar de estar protegido por la legislación nacional e internacional y los esfuerzos de todos los países en su área de distribución, la tala y el comercio ilegales continúan debido a esta alta demanda.