Así lo trasladan a Servimedia fuentes socialistas que vaticinan los “valientes” cambios que Sánchez prevé acometer en el partido con el fin de dar el rumbo que él considera necesario para recuperar el pulso político e iniciar el periodo electoral que se abre al año que viene con las autonómicas y municipales, y posteriormente las generales.

Se trata de crear una “nueva línea de combate” y de resolver las disfunciones que se han producido por las disputas entre los equipos de la ya exvicesecretaria general, Adriana Lastra, y del secretario de Organización, Santos Cerdán.

Según fuentes destacadas del PSOE, son cambios que el partido “entiende” y que se han impulsado con la salida de Lastra porque, sostienen, el presidente no había decidido si hacerlo ahora o después del verano.

En el PSOE coinciden en que el único que verdaderamente sabe el trasfondo de los cambios es el presidente y consideran que el “éxito” del Debate sobre el estado de la Nación le había llevado a posponer la toma de decisiones.

Sin embargo, en el entorno de Lastra sostienen que su dimisión sorprendió a Sánchez. Aunque ahora el jefe del Ejecutivo lo va a usar para “meter mano” en el partido. Por eso, hay voces en la formación socialista que critican a Lastra y piensan que debería “haberlo hecho de otra manera” y no poniendo “al partido en el foco otra vez”.

El fin de Sánchez, para algunos, es “fortalecer” los equipos y engarzar al partido con La Moncloa. De modo que haya “alguien que coordine” la estrategia con la que el líder del PSOE quiere enfrentarse al nuevo ciclo electoral.

Precisamente, en el trasfondo de la situación está la disyuntiva entre Ferraz y La Moncloa y quién controlará al partido para que esté al servicio de la estrategia electoral de Sánchez.

En este contexto, fuentes socialistas apuntan a que desde hace tres semanas, el presidente no convoca los llamados 'maitines', esas reuniones en las que se juntan las personas de máxima confianza de Sánchez en el Ejecutivo y en el PSOE para coordinar la posición y los mensajes.