“Ahora corresponde a la tramitación parlamentaria”, dijo Sánchez en el patio del Congreso cuando los periodistas le preguntaron por la posibilidad de que se reforme el delito de malversación ahora que se inicia el trámite parlamentario para cambiar el delito de sedición por el de desórdenes públicos agravados.

Sánchez se aferró al trámite para no cerrar la posibilidad de ese cambio, pese al ruido interno en el PSOE para que no se abra ese debate, tras el anuncio que hizo en su día ERC de que enmendarían la reforma del Código Penal para que también se cambie el delito de malversación.

El jefe del Ejecutivo remarcó que su “voluntad” ha sido la de "europeizar y homologar” el delito de sedición en el Código Penal a los “estándares de las democracias europeas”, fruto de las “lecciones” que hay que “extraer” de lo que ocurrió en Cataluña en 2017.

“La política tiene instrumentos y la política tiene el instrumento del diálogo y del reencuentro”, remarcó el presidente. Y añadió que “la Constitución cuenta con un instrumento, que es el artículo 155, ante cualquier intento de violentar el orden constitucional e integridad territorial”, como recordó que ya se “produjo bajo la Administración del PP en el año 2017”.

Así las cosas, Sánchez se aferró a que el Estado de derecho “continuará teniendo instrumentos” y “herramientas para defenderse ante cualquier eventual caso que se pueda producir”, tras la reforma del Código Penal, ahora “con los delitos, con las penas homologables a las de las principales democracias europeas”, lo que resumió como una “triple garantía”.