Al margen de que el propio Sánchez reconociera en la comparecencia institucional que el nuevo Ejecutivo tiene un “alto perfil político para una legislatura de alto perfil político”, en las filas socialistas ahondan en ello y apuntan también al refuerzo tirando de la “estructura” del partido.

Por un lado, que la vicesecretaria general del PSOE, María Jesús Montero, además de ministra de Hacienda sea ahora vicepresidenta cuarta, es un movimiento que dirigentes del PSOE analizan con una visión a medio plazo por parte de Sanchez porque consideran que, si se certifica la salida de la vicepresidenta primera, Nadia Calviño, al Banco Europeo de Inversiones (BEI), la catapultaría a ser también la ‘número dos’ del Ejecutivo asumiendo la vicepresidencia primera.

Por otro lado, ven que Félix Bolaños, que a la cartera de Presidencia y Relaciones con las Cortes suma la de Justicia, sale claramente reforzado después de haber sido el encargado principal de los acuerdos sobre la ley de amnistía y de negociar la pasada legislatura las renovación infructuosa del Consejo General del Poder Judicial.

De confirmarse que Montero, con la salida de Calviño, escala a ser vicepresidenta primera, ésta controlaría la Comisión Delegada de Asuntos Económicos -como ahora hace la titular de Economía-, mientras que Bolaños sigue al frente de la Comisión General de Secretarios de Estado y Subsecretarios, de manera que, en ese escenario, las dos personas que han pilotado las negociaciones para la investidura de Sánchez tendrían el control de las acciones que impulsaría el Ejecutivo de coalición.

En líneas generales, el Gobierno que dio a conocer Sánchez no ha sorprendido en exceso en el PSOE por cuanto el núcleo duro continúa, y los denominados ministerios 'de Estado' siguen en las mismas manos socialistas -con la excepción de Pilar Llop, sustituida al frente de Justicia por Bolaños-. No obstante, algunos cargos socialistas sí admiten la sorpresa por la continuidad de Margarita Robles y Fernando Grande Marlaska al frente de Defensa e Interior, respectivamente.

En el reconocimiento de los que han negociado la investidura de Sánchez también hay quién interpreta la incorporación al nuevo Ejecutivo de Elma Saiz, ex miembro del Gobierno foral que lidera María Chivite y miembro de la Ejecutiva del PSN, como un guiño a Santos Cerdán por ser de su misma federación, en la que el secretario de Organización del PSOE sigue teniendo gran ascendencia.

También aseguran dirigentes del PSOE que es un Gobierno “sin riesgos” y con incorporaciones de muchos respresentantes “de lo local y autonómico”, desde el expresidente canario Ángel Víctor Torres al exalcalde de Barcelona Jordi Hereu o la exconsejera navarra Elma Saiz. Estas incorporaciones, con la excepción del canario, sumadas a las de los dos vallisoletanos Óscar Puente para Transportes y Ana Redondo para Igualdad, llevó al comentario de “mucho norte” en algún dirigente socialista.

Otro hecho que ha generado algún comentario, incluso con sorna, ha sido la “generosidad” del PSC, que ha perdido un puesto en el Ejecutivo ya que ahora los socialistas catalanes solo tendrán de exponente a Hereu cuando antes tenían en el Consejo de Ministros tanto a Miquel Iceta, ministro de Cultura y Deportes, como a Raquel Sánchez, titular de Transportes, Movilidad y Agenda Urbana.

En esta nueva composición, también en clave de partido, se hacen lecturas sobre las ministras Pilar Alegría e Isabel Rodríguez, ambas también en la comisión negociadora del PSOE para la investidura y en el núcleo cercano al presidente. Por un lado, Alegría asume la portavocía del Ejecutivo que deja Rodríguez, además de sumar Deportes a su ministerio de Educación y Formación Profesional.

Por su parte, Rodríguez deja Política Territorial y desde el nuevo Ministerio de Vivienda y Agenda Urbana deberá impulsar el desarrollo de la Ley de Vivienda que se aprobó en los últimos compases de la pasada legislatura.

Estas figuras, igual que la continuidad de Diana Morant como ministra de Ciencia e Innovación pero sumando también Universidades, refuerza los análisis de aquellos que siguen viendo un encaje de Sánchez para el futuro liderazgo en sus territorios natales: Aragón, Castilla-La Mancha y Comunidad Valenciana, respectivamente.

Estos perfiles de Montero, Bolaños, Alegría y Rodríguez, entre otros, casan con la idea de Sánchez promulgada en su declaración de que el Gobierno tiene un “perfil político para una legislatura de alto perfil político” con “personas capaces de gestionar pero también de llegar a acuerdos y de explicarlos públicamente”. Precisamente, “diálogo” ha sido una de las palabras en las que más hincapié hizo el presidente.