Gracias al Programa Migra, desarrollado junto con la Fundación Iberdrola España, se estudiarán los movimientos de estas especies para analizar cómo afecta el cambio climático y la necesidad de conservar sus lugares de cría e invernada, según informó este lunes SEO/BirdLife.

Como novedad, este año también se marcarán ejemplares de buitre negro, águila imperial, águila perdicera, águila real y cigüeña negra para el impacto de las infraestructuras energéticas en sus poblaciones.

El sisón común es una especie muy ligada a los medios agrícolas. “Sus movimientos son totalmente desconocidos, aunque se sabe que no se desplazan al continente africano, desconocemos cómo se mueven entre provincias y comunidades autónomas y qué uso hacen del territorio durante la época reproductora, invernal y los desplazamientos fuera de esos dos periodos”, según Juan Carlos del Moral, coordinador de Ciencia Ciudadana de SEO/BirdLife.

El marcaje de los ejemplares se realizará en colaboración con la Universidad Autónoma de Madrid y la implicación de centros de investigación como el Instituto de Recursos Cinegéticos del CSIC (Consejo Superior de Investigaciones Científicas) o el Centro Tecnológico y Forestal de Cataluña. Durante esta temporada se marcarán 17 aves en Andalucía, Aragón, Castilla y León, Castilla-La Mancha y Comunidad de Madrid.

La distribución del búho campestre se concentra en la submeseta norte de la Península Ibérica, en la comarca de Tierra de Campos, principalmente en las provincias de Palencia, Zamora y Valladolid, aunque también hay individuos en litoral mediterráneo, valle del Guadalquivir, Extremadura, Madrid y Castilla-La Mancha.

Se trata de una especie con migración transversal, del este al oeste de Europa, un tipo de migración no tratado hasta ahora en el programa Migra. Este año se planea el marcaje de 10ª 20 ejemplares en Castilla y León, y en Andalucía en colaboración con el CSIC-IREC.

Respecto a otras especies, como el águila imperial, el águila perdicera, el águila real, el buitre negro y la cigüeña negra, el objetivo del seguimiento es conseguir información que contribuya a identificar puntos negros de accidentes y mortalidad, y disponer de información del impacto que estos problemas de infraestructuras energéticas crean en las poblaciones de aves amenazadas.