Cannabis

Socidrogalcohol cree que la evidencia de que el cannabis es “bueno” para algunos problemas de salud es “moderada” y pide investigar más

MADRID
SERVIMEDIA

El presidente de la Sociedad Científica Española de Estudios sobre el Alcohol, el Alcoholismo y las otras Toxicomanías (Socidrogalcohol), Francisco Pascual, defendió este martes que las evidencias de que la utilización del cannabis sea “bueno para resolver problemas de salud” son "moderadas” y “no está tan claro”, por lo que exigió “investigar más”.

Así se pronunció Pascual durante su comparecencia en la Comisión de Sanidad y Consumo del Congreso de los Diputados para informar sobre el objeto de la Subcomisión al objeto de analizar experiencias de regulación del cannabis para uso medicinal y en la que lamentó que en torno a él “probablemente hay mucho ruido” que esta subcomisión debe ayudar a “esclarecer”.

“En muchas ocasiones se ha querido casi vender esto como una panacea y no es una panacea”, afirmó, para asegurar que se trata de una sustancia “que puede servir en algunos casos, sobre todo viendo qué fitocannabinoide es el adecuado, para qué patología, en qué posología y en qué perfil de persona” y que “podría ser útil si, además, tuviésemos más evidencia”.

Pascual dijo entender “perfectamente” que una persona “que tiene un sufrimiento busque más allá de lo que le puede ofrecer la farmacia o el herbolario o el estanco”. “Si un paciente necesita un tratamiento, ha probado tratamientos y han fracasado, la posibilidad de tener una alternativa terapéutica es buena", reconoció, para, a continuación, urgir a "ver qué alternativa terapéutica, en qué paciente, en qué edad, en qué condiciones, en qué patología, porque, si no, igual nos estamos equivocando y, a lo mejor, en lugar de estar favoreciendo la salud de una persona, la podemos fastidiar”.

En este punto, dudó de quienes defienden que el cannabis “sirve para todo” y aseguró que su utilidad terapéutica “deja mucho que desear a nivel de evidencia”, afirmando que, en aquellos países o estados donde se ha regularizado su uso pensando que “disminuiría el tráfico de drogas o el mercado negro, los accidentes de tráfico y las urgencias psiquiátricas”, esto “ha quedado igual o ha ido a peor en la mayoría de los casos”. “Si al final se decide hacer algo -en España-, hay que ver cómo se hace, porque, todo esto, lo único que permite a la ciudadanía es normalizar el consumo de una sustancia que tiene sus riesgos y disminuir la percepción de riesgo”, advirtió, para señalar que, “en muchos” países donde se ha legalizado, la edad de inicio del consumo y los problemas infanto adolescentes “se incrementaron”.

A este respecto, se mostró “un poco crítico” con quienes hablan de cannabis medicinal, convencido de que “hablar de cannabis medicinal es casi hablar de porro terapéutico” obviando que contiene cannabinoides que “interaccionan entre sí, interaccionan con otros fármacos y pueden tener efectos secundarios”. En este sentido, recordó que hay unos 120 fitocannabinoides, derivados de la planta, “con distintas actividades, algunas terapéuticas, otras nocivas para la salud”, entre los que citó el CBD o el THC, recordando que este último presenta “controversias porque, probablemente, puede originar otro tipo de problemas de adicción”, si bien se ha “postulado” como un analgésico u orexígeno para estimular el apetito mientras que el CBD ha mostrado ser útil como antiinflamatorio, analgésico o ansiolítico, entre otras indicaciones, principalmente para combatir el dolor.

En este punto, defendió que su uso “podría reducir” el dolor crónico, sobre todo en pacientes de cáncer y “también algo” el dolor crónico no oncológico así como mejorar el sueño por el efecto del THC, si bien volvió a preguntarse “dónde están los estudios con un rigor metodológico” respecto a su utilización terapéutica y lamentar la “infoxicación” que existe “a veces” y que puede derivar en esa “baja percepción de riesgo” que existe en España.

Pascual explicó que, para poder utilizar terapéuticamente un fármaco “los filtros que pasa son muy grandes” y la Agencia Española del Medicamento controla “muy mucho las posologías, los efectos secundarios, las interacciones”, para volver a preguntarse si hay “estudios suficientes” sobre la “fiabilidad terapéutica” de estas sustancias e instar a “basarse en la evidencia científica, más allá de las opiniones o de estudios que están muy sesgados”.

ADICCIÓN

Con respecto a la adicción que puede provocar el cannabis, criticó que en “algunos países” donde se legalizó “la puerta de entrada fue la vía medicinal y luego se abrió a otras vías”. “Con lo cual, si se hace, que se haga bien, porque si no, el riesgo puede estar ahí”, manifestó, para, a continuación, instar a “tener en cuenta” también la dimensión social y el abordaje clínico de este consumo “para hacer un equilibrio entre los riesgos y los beneficios”, convencido de que un uso “desmedido o sin control sería el error”.

“Hay que ser eminentemente pragmáticos y científicos a la hora de tomar decisiones y pensar en el bienestar de los ciudadanos, no en ningún egoísmo ni en ningún tipo de interés espúreo que, al final, nos va a meter a la sociedad en un terreno muy complicado”, indicó, para llamar a “valorar realmente qué nos aporta de beneficio para la salud el tener una nueva sustancia, que esa nueva sustancia esté contrastada y, a partir de ahí, podríamos ver el cómo, el cuándo y el dónde, que es otro conflicto”.

Este martes también comparecen en esta comisión el director científico de la Fundación International Center for Ethnobotanical Education, Research and Service (Iceers), Carlos Bouso; la doctora en Psiquiatría y Psicología Infantil y Juvenil en el Instituto Clínic de Neurociencias (ICN) del Hospital Clínic de Barcelona, Rosa Calvo, y el jefe de departamento de Inspección y Control de Medicamento de la Aemps, Manuel Ibarra.

(SERVIMEDIA)
08 Mar 2022
MJR/gja