Reconoció que existe "cierta animadversión" entre la clase política y la judicatura, y precisó ue tanto los políticos como los jueces "estamos sometidos al imperio de la ley y por tanto, hay que cumplir las leyes por parte de todos".

Asimismo, dijo que los últimos casos de corrupción "han atraido la atención del ciudadano sobre los jueces más que nunca" y pidió un esfuerzo "a todos, sobre todo a la clase política, que está preocupada con lo que ocurre".

El presidente del TSJC se mostró contrario a los macroprocesos a los que clasificó de "esperpénticos" por el enorme lapso de tiempo que trnscurre hasta que se puede celebrar el juicio. Añadió que sí es posible frenar la corrupción mediante la reforma de los tipos penales que castigan dicha conducta, que consideró obsoletos.