Son algunas de las conclusiones de la tercera 'Encuesta Flash. ¿Por qué estudiamos?', presentada este miércoles por la Fundación SM y que ha tenido el objetivo de conocer las razones de la elección de sus estudios de los jóvenes cuando faltan pocos días para la evaluación de bachillerato para el acceso a la universidad (Ebau). La encuesta se realizó de forma 'online' a jóvenes de 15 a 29 años en los últimos días de marzo y primeros de abril y puede tener un error muestral del 4,90%.

Las razones ligadas al futuro laboral concentraron las principales motivaciones de los jóvenes hacia el estudio: poder dedicarse a lo que les gusta (el 29%) y tener más oportunidades de empleo (el 23%) fueron respuestas que representan una importancia mayor que las relacionadas con el interés por aprender, formarse o cambiar el mundo.

Aunque a la mayoría de los jóvenes (el citado 77%) les apasiona lo que estudian, el 54% reconoció que habría elegido otro tipo de formación si tuviese su futuro asegurado económicamente. Es más, la encuesta remarcó que la clase social condiciona la elección de los estudios. Los jóvenes con menores recursos dijeron escoger en mayor proporción itinerarios formativos por la facilidad de obtener un título; y, en consecuencia, son los que sienten menos pasión por lo que estudian.

En cuanto a la percepción social de la formación, cuatro de cada cinco jóvenes entendieron que la sociedad daba más importancia a tener un título que a ser una persona formada. Así, llama la atención que el 61% afirmó que tener una serie de conocimientos o habilidades no sirve de nada si no se puede demostrar con una titulación académica.

En este contexto, el 71% opinó que la educación pública debería situarse al margen de la racionalidad económica, aunque casi en la misma proporción (el 74%), los jóvenes dijeron que la oferta de plazas académicas debería estar supeditada a las necesidades del mercado laboral.

DOCENTES Y MERCADO

De hecho, el estudio se hace eco de que los jóvenes perciben un sistema educativo que prioriza ante todo la productividad y la adquisición de competencias profesionales, y los objetivos relacionados con el compromiso con el medioambiente y la justicia social tendrían una importancia menor.

Otro dato a reseñar es que el 75% de los encuestados opinó que la falta de vocación de los docentes impacta negativamente en los estudiantes. Pero, tres de cada cinco jóvenes aseguraron que los docentes han fomentado su interés por aprender y valoran positivamente las actualizaciones metodológicas que están realizando para atender a las necesidades del alumnado.

Asimismo, la mitad de los jóvenes indicó que los sistemas educativos se están adaptando lo suficiente a los cambios en el mercado laboral para preparar a los estudiantes para los trabajos del futuro. No obstante, el 78% afirmó que la formación profesional se adapta más rápidamente que la formación universitaria a las demandas del mercado laboral.