“Pero un país que tiene muy poquito carbón, que no tiene petróleo y que no tiene gas, pero que tiene olas, que tiene viento y que tiene sol, ni al más tonto del mundo se le ocurre renunciar a ese potencial”, declaró Sordo en la apertura del XIII Congreso de CCOO Madrid.

Y es que, a su criterio, España debe desplegar las energías renovables no solo por sostenibilidad del planeta, “que también, porque nos vamos al garete, sino porque es la gran posibilidad de reindustrialización de nuestro país, y esto requiere de políticas públicas y de políticas industriales y de decidir qué tipo de modelo económico se quiere fortalecer”.

Por otra parte, animó a dar la batalla contra la “trampa” de que bajar los impuestos beneficia a la clase trabajadora, ya que esa parte de la ciudadanía se ahorra “cuatro perras” y luego sufre una merma muy importante en la calidad de los servicios públicos, amén de que cuando se deterioran se aprovecha en ocasiones para privatizarlos.

“Hay que llevar a las clases medias asalariadas, si se me permite la expresión, a la convicción de que solo los servicios universales y de calidad salvan, crean comunidad y crean país, y crean comunidad también, en el caso de Madrid. Y esa es una batalla muy relevante”, arengó el líder de CCOO.

Y reconoció la dificultad de hacer esta tarea en un contexto “muy complicado”, pues los “populismos” de “extrema derecha” están provocando ahora riesgos que no se conocían desde el final de la Segunda Guerra Mundial, al menos en occidente.

“Estamos asistiendo a un proceso de desglobalización". “¡Tiene huevos la cosa! El país que más impulsó el proceso de mundialización, de globalización con discutibles normas, a veces sin normas, está ahora promoviendo un proceso de relocalización productiva que es mucho más que una guerra comercial, una guerra arancelaria”, avisó el máximo responsable de CCOO.

Finalmente, comentó que “lo que la administración Trump está lanzando a Europa no es solo una batallita por incrementar el precio del aceite o de los componentes del auto, que ya es duro eso”, sino que quiere cuestionar su modelo “social” y decir si se pueden o no adoptar determinados criterios de exigencia de seguridad alimentaria.