EL SUPREMO RATIFICA LOS 27 AÑOS DE PRISION PARA EL HOMBRE QUE MATO A SU MUJER ASESTANDOLE 57 PUÑALADAS
- Los hechos ocurrieron sólo 5 días después de que su mujer solicitara el divorcio
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El Supremo rechaza todos los atenuantes que solicitaban los defensores del asesino, si bien le concede la posibilidad de solicitar una revisión de la sentencia para que le pueda ser aplicado el vigente Código Penal, más favorable para el reo.
Los hechos sucediron en Vitoria en octubre de de 1995, sólo cinco días después de que la fallecida, Ana Rosario González del Amo, hubiera suscrito el convenio regulador de la separación de su marido alegando "total deterioro de las relaciones conyugales". Además, la asesinada mantenía en los últimos meses una relación sentimental con un amigo común del matrimonio.
Antes del fatal desenlace de los hechos, en el bar que ambos regentaban en la ciudad vasca, se habian producido ya dos antecedentes en los que "el procesadodio públicamente a entender que no le importaría matar a su esposa aunque él fuera a la cárcel", según apunta la sentencia.
Así, el 14 de octubre de 1995 por la noche, el condenado aparcó su coche frente al bar que ahora regentaba su esposa en solitario. Durmió en el vehículo hasta que, a la mañana siguiente, su mujer entró en el local.
Entró tras ella y bajó el cierre del bar. La siguió hasta la cocina, de apenas un metro de ancha y, "sin que exista constancia alguna acerca de que se produjera itercambio alguno de palabras entre ambos ni en qué términos, el procesado cogió con su mano derecha un cuchillo de cocina de trece centímetros de hoja".
"Dirigiéndose hacia su víctima comenzó a asestarla de súbito una serie de cuchilladas seguidas, entre siete y diez, mientras aquella se encontraba en pie frente a él, si experimentar ningún tipo de reacción defensiva, continuando la serie de puñaladas hasta que el cuerpo de desplomó", narra la sentencia.
LA REMATO EN EL SUELO
Pero el asesino, "na vez en el suelo le dirigió otra serie de cuchilladas al corazón, alcanzando tres de ellas dicho órgano, cejando en la agresión cuando la mujer dejó de gritar".
Luego, llamó a la policía, a la que narró "en tono tranquilo, que había dado muerte a su esposa, mostrando una actitud fría y serena".
La Audiencia Provincial de Alava le condenó a 27 años de prisión por un delito de asesinato con el atenuante de arrepentimiento espontáneo y le impuso multas de 20 millones de pesetas. Todas estas sancioes son ahora ratificadas por el Tribunal Supremo.
(SERVIMEDIA)
09 Abr 1998
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