La sentencia considera probado que ambos participaron "de manera intimidatoria" y aprovechándose de que eran cargos superiores, para obligar a la víctima a bajarse los pantalones y hacerle caminar a gatas por los pasillos del cuartel, imitando a un perro y bajo la amenaza de un palo de forma fálica.

El fiscal había solicitado para el cabo primero 15 meses de cárcel y 4 meses para el soldado en el juicio celebrado ayer en el Gobierno militar de Barcelona. En el informe del ministerio fiscal se consideraba que estos hechos superaban el concepto de quintado o broma pesada "ya que son muy graves, perturban al soldado, a sus familias y en definitiva rompen la disciplina del Ejército".

A pesar de que los dos encausados manifestaron durante le juicio que Oscar Redondo conocía la broma a la que iba a ser sometido y había aceptado participar en la misma, el recluta afirmó que se sintió intimidado y que no denunció los hechos porque pensaba vengarse cuando cabara de prestar el servicio militar.