Estas medidas comunitariasse ajustan al dictamen del Comité Científico de Alimentación Humana (SCF). Asimismo, la UE ha adoptado una directiva en la que fijan los métodos de toma de muestras y de análisis para el control de estas sustancias.

Con estas medidas, la Comisión quiere garantizar la unidad del mercado en la reducción de los contaminantes en los alimentos, vistas las disparidades existentes entre las legislaciones de los Estados miembros, y alcanzar un nivel más alto de protección de la salud, especialmente para los gupos más sensibles, como lactantes y niños de corta edad.

Además, establece medidas específicas dirigidas a introducir un mejor control de las fuentes de nitratos, sumadas a códigos de buenas prácticas agrícolas, lo que afecta principalmente a las hortalizas, que son la principal fuente de ingesta humana de esta sustancia. Asimismo, fija un contenido máximo de contaminantes distinto en función de la estación del año, puesto que las condiciones climáticas influyen sobre los contenidos de nitratos de deerminadas hortalizas.

El reglamento prevé, en concreto, reducir el umbral de admisión de las aflatoxinas, sustancias que se desarrollan cuando los niveles de temperatura y humedad son elevados y cuyos efectos son nocivos. En este sentido, propone fomentar la mejora de las condiciones de producción, cosecha y almacenamiento con el fin de reducir el desarrollo de mohos, puesto que está demostrado que los métodos de selección u otros tratamientos físicos permiten reducir el contenido de aflatoxinas de lo cacahuetes, los frutos de cáscara y los frutos secos.

Por otro lado, también prevé la reducción de los contenidos de plomo, puesto que según el dictamen del SCF, su absorción puede provocar un retraso del desarrollo mental e intelectual de los niños y causar hipertensión y enfermedades cardiovasculares en los adultos. Los principales alimentos en los que se puede encontrar esta sustancia son la leche de vaca, la carne, el pescado, los cereales, frutas y hortalizas y vinos.