Cultura

Una edición de ‘Luces y Sombras del Flamenco’, otra de ‘Antifémina’ y una caja sorpresa, legado de Colita en el Cervantes

Madrid
SERVIMEDIA

El instituto Cervantes acogió este jueves en su sede en Madrid un homenaje a la fotógrafa Isabel Steva Hernández, Colita (1940-2023), en el marco del cual se depositó un legado ‘in memoriam’ en la Caja de las Letras de la institución compuesto por una edición de las obras ‘Luces y Sombras del Flamenco’ y ‘Antifémina’ y una caja sorpresa con objetos que definen su filosofía de vida.

En el acto estuvieron presentes el director del Cervantes, Luis García Montero; el responsable del Archivo Colita, Francesc Polop; la periodista y amiga de la fotógrafa, Maruja Torres; y Anna Capmany, sobrina de Maria Aurèlia Capmany (1918-1991), con quien Colita realizó ‘Antifémina’, en calidad de testigo.

La Caja de las Letras del Cervantes acogerá en la caja 1.262 un legado que se custodiará junto al de “grandes compañeros suyos, personas importantísimas en su vida”, como Gabriel García Márquez (1927-2014), Carmen Balcells (1930-2015), Beatriz de Moura o Jaime Gil de Biedma (1929-1990), tal y como atestiguó Francesc Polop, quien explicó que Colita preparó este homenaje antes de su fallecimiento.

En ese sentido, subrayó que “este acto significaba mucho” para ella por lo que “tiene de serio y de culto” y afirmó que “contiene una parte muy importante de ella: el juego”, ya que “le hacía mucha ilusión guardar en la caja algo visto y algo que no se ve; algo que se abrirá y que contará alguna cosa”.

Francesc Polop expuso que Colita “tenía decidido hace mucho tiempo” el contenido de su legado, que quería se compusiera de “dos libros capitales en su vida”: una edición de 1975 de ‘Luces y Sombras del Flamenco’, una obra que elaboró con José Manuel Caballero Bonald (1926-2021), y que “contiene el germen de su trabajo, de su mirada”.

"SÍNDROME DE STENDHAL"

Recordó que en sus primeros trabajos la fotógrafa se adentró en el “mundo gitano”, lo que le permitió descubrir, a través de Carmen Amaya (1913-1963), el flamenco, experimentando el “síndrome de Stendhal”.

Esta experiencia, continuó Francesc Polop, le llevó a viajar a Andalucía con Caballero Bonald en 1974, una experiencia con la que “hace una nueva forma de hacer fotografía: acercándose a la gente, lo que ya había hecho en el mundo gitano”, y de la que saldría ‘Luces y Sombras del Flamenco’.

En esta obra Colita ofreció una “dimensión distinta” del cante jondo, que hasta esa época se asociaba a “escenarios, mundos oscuros, giros, miradas, poses”, y que ahora es representado en “los patios en Cádiz, en Utrera, en Sevilla, en Dos Hermanas”, donde la fotógrafa “comparte esas fiestas gitanas donde sale lo verdadero”.

La otra obra que compone el legado es una edición de 2021 de ‘Antifémina’, de Maria Aurelia Capmany con fotos de Colita, que permitió a ésta “cerrar un círculo de algo que no había salido bien, que se había perdido y que llegaba a puerto para seguir su camino”. En este libro, abordó una de las cuestiones que “más le importaba: la mujer”.

Francesc Polop deslizó que Colita había preparado como parte de su legado una caja, como un “pequeño juego”, que la fotógrafa había pedido que se abriera cuando falleciera. “Esto tenía que entrar ahí teóricamente y no ser abierta, pero la vamos a abrir”, reseñó.

"ESTA ES COLITA"

La referida caja contiene una fotografía de Colita disfrazada de payasa, una cámara fotográfica, unas gafas, una pajarita y una nariz de payaso; un contenido que le permitió rememorar que el legado de la homenajeada era “tómate la vida en serio, haz tu trabajo, pero dejes de ser un payaso” y recordó que ésta en una entrevista se definió a sí misma como “una payasa muy seria”. “Esta es Colita”, concluyó.

Por su parte, Luis García Montero reconoció que este acto de homenaje a Colita debería haberse celebrado “en la vida de ella, pero se cruzó la muerte”. Presentó a la fotógrafa como “una persona que nos enseño a mirar, que forma parte de nuestra educación porque su mirada formó parte de nuestra educación sentimental, que nos identificó con una manera de ser, con una ciudad como Barcelona, con un país que quiso reconocerse a sí mismo en los años de la llamada y famosa ‘Gauche Divine’”.

También afirmó que Colita “hizo mirar la realidad sabiendo que en una democracia la libertad es decisiva” y que “el feminismo es cuestión de democracia, porque la igualdad es la verdadera base de la democracia”.

Por último, Maruja Torres confesó que “se hace muy difícil hablar de Colita en pasado, con lo viva que está aquí” y comentó que en su trayectoria “queda una cantidad tan grande de legado, de memoria, de proyección hacia adelante.

(SERVIMEDIA)
29 Feb 2024
MST/gja