Durante los últimos días de agosto el personal del Parque Nacional de las Galápagos y de la Estación Científica "Charles Darwin" intensificó los trabajos para intentar aclarar la causa de la enfermedad, que ya ha afectado a 17 tortugas gigantes, de las cuales han muerto 8.

Desde el pasado 29 de julio, fecha en la que se encontró la primera tortuga muerta, el parque ha desarrollado diversas acciones para intenta frenar la expansión de la enfermedad, cuyos síntomas incluyen la secreción ocular, nasal y bucal, apnea, diarrea y una debilidad muy acusada.

Según el Fondo Mundial para la Naturaleza, el origen de la infección es una gran charca situada a menos de un kilómetro del límite entre el parque nacional y unas de las zonas agrícolas, lugar frecuentado por este quelonio gigante para beber y descansar.

Adena/WWF no descarta que el cuerpo del primer animal que apareció muerto infectara la charca y provocaa una reacción en cadena en la población, aunque advierte que el origen de la enfermedad podría estar en la creciente presencia humana en las Galápagos y la introducción de animales y plantas no autóctonos.