Según informó este sábado la Policía, las mujeres tenían que dormir con ropa sensual y estar siempre maquilladas por si se presentaba algún cliente. Si éste no quedaba satisfecho, tenían que realizar otro sin recibir ningún dinero por él.

La red aprovechaba la vulnerabilidad económica y personal de las víctimas en su propio país de origen, principalmente alguno de Sudamérica, y luego en España. Las engañaban con falsas promesas de ganar elevadas sumas de dinero con horarios reducidos y libertad de movimiento, horario y a la hora de seleccionar los servicios sexuales, y que sólo entregarían un porcentaje mínimo de sus ingresos como simples honorarios de publicidad.

Sin embargo, al llegar a los locales descubrían un severo régimen cercano a la esclavitud. De la cantidad que se pagaba por cada servicio sexual, entre 60 y 120 euros, las víctimas sólo se quedaban con 25 euros como máximo, ya que la regente de la casa cobraba directamente al cliente. Con este ingreso debían hacer frente a su manutención, enseres y hasta pagar el papel higiénico.

Los integrantes de la red las amenazaban con armas blancas, las intimidaban con la deportación debido a su situación irregular en España y humillaban a quienes se quejaran o pidieran salir de la casa. Las encerraban hasta que se sometieran y cada día les obligaban a consumir sustancias estupefacientes.

La Operación Capital ha terminado con cuatro detenidos en Madrid por los delitos de trata de seres humanos con fines de explotación sexual, detención ilegal y pertenencia a organización criminal, y dos víctimas liberadas en la misma ciudad. En tres registros, se han intervenido más de 5 000 euros en efectivo, tres balanzas de precisión, seis terminales telefónicos y diversa documentación.