Lo anunció el presidente del grupo parlamentario, Jaume Asens, quien atribuyó las “mentiras y calumnias” a “una estrategia global de la extrema derecha” para “desestabilizar” al Gobierno, pero también deslizó una queja respecto a la Presidencia del Congreso, porque “cuando el árbitro no pita una falta, también es responsabilidad del árbitro”.

Asens detectó “un vacío de poder, un vacío de autoridad” en el Congreso y advirtió de que “si no se para a la extrema derecha, la extrema derecha se crece”, y “la política no se puede entender como bullying” y “no se puede caer en actos de ofensa, de humillación a personas”.

Como el Código Ético regula los regalos pero “deja fuera el comportamiento que tienen que tener los diputados”, Asens apostó por renovarlo y apuntó que “no hay que inventar nada”, porque ya hay códigos similares en países europeos, en el Parlamento de Cataluña y en el Ayuntamiento de Barcelona.

El presidente de Unidas Podemos aceptó que esa reforma “debería tener un consenso amplio de todos los grupos parlamentarios”, pero insistió en combatir la “degradación profunda” y el “espectáculo” en que a su juicio Vox está convirtiendo la actividad parlamentaria.