Estudios realizados por la OIT muestran que en el mundo hay 246 millones de menores que trabajan para contribuir a la subsistencia familiar, de los que 180 millones realizan tareas altamente peligrosas que impiden su normal desarrollo físico e intelectual.

Los paíss con mayor explotación infantil de América Latina son Haití, Guatemala, Brasil y República Dominicana. Muchas familias de estos países sólo pueden sobrevivir mediante el trabajo de los niños. Algunos de los trabajos desempeñados por estos niños son altamente peligrosos, como la elaboración de productos pirotécnicos, el reciclaje de basuras y la prostitución.