Durante la recepción, que tuvo lugar después de un breve descanso del Pontífice tras el almuerzo, el Papa animó a los convocados a que impulsen la catequesis para alentar la participación de los cristianos en la vida litúrgica.

"Sin olvidar", añadió, "la cuidadosa realización de iniciativas de obras sociales, como testimonio de que la mesa de la Eucaristía supone solidaridad y participación con los pobres y el anuncio d un mundo más justo y fraterno".

Tras la intervención del arzobispo de Sevilla, Carlos Amigo, Juan Pablo II le manifestó el esfuerzo realizados en la preparación y desarrollo del congreso.

En su penúltimo acto oficial en Sevilla, el Pontífice volvió a reivindicar justicia, paz y concordia como medio para promover la inalienable dignidad de todo ser humano.