Salud y medio ambiente
Vivir cerca de un mar con microplásticos puede elevar el riesgo de diabetes y accidentes cardiovasculares
- Según un estudio
El texto se ha copiado correctamente en el portapapeles
Residir cerca de aguas oceánicas con altas concentraciones de microplásticos puede aumentar el riesgo de enfermedades cardíacas y metabólicas, como diabetes tipo 2, enfermedad coronaria y accidente cardiovascular.
Esa es la conclusión principal de un estudio realizado por una quincena de investigadores de Estados Unidos y publicado este miércoles en la revista ‘Journal of the American Heart Association’.
El análisis se centra en 152 condados costeros de Estados Unidos a lo largo del Pacífico, el Atlántico y el Golfo de México, donde se midieron las concentraciones de microplásticos marinos entre 2015 y 2020.
La edad media de los residentes en esas zonas era de 43 años, con casi paridad entre hombres y mujeres, y un 75% eran de raza blanca.
“Este es uno de los primeros estudios a gran escala que sugiere que vivir cerca de aguas altamente contaminadas con microplásticos podría estar relacionado con enfermedades crónicas. La contaminación por plásticos no es solo un problema ambiental, sino también de salud pública”, según Sarju Ganatra, vicepresidente de investigación del departamento de medicina del Hospital y Centro Médico Lahey en Burlington.
Los microplásticos son pequeñas partículas plásticas de menos de cinco milímetros de tamaño que provienen de residuos plásticos, como envases, telas sintéticas y productos de cuidado personal, que se descomponen y se acumulan en el agua potable, los mariscos y el aire.
Los nanoplásticos resutan aún más pequeños, invisibles a simple vista, y miden menos de una milésima de milímetro.
INTRUSIÓN DE AGUA
Ambos tamaños de partículas de plástico provienen de la descomposición química de residuos plásticos más grandes, incluidos envases de alimentos (como las botellas de agua de un solo uso), telas sintéticas y productos de cuidado personal. Se han encontrado micro y nanoplásticos en el agua potable, los mariscos y el aire.
La intrusión de agua de mar, que es un proceso natural donde esta se mezcla con los recursos de agua subterránea, se ha detectado ampliamente en zonas costeras y resulta en una alta concentración de diversos contaminantes, incluidos los microplásticos en los acuíferos subterráneos en las zonas costeras.
Para el estudio, los investigadores examinaron si la concentración de partículas plásticas en el agua del océano cerca de las comunidades costeras se asociaba con una mayor incidencia de diabetes tipo2, enfermedad coronaria y accidentes cardiovasculares entre los residentes de los condados analizados.
Examinaron las concentraciones de contaminación marina (una combinación de microplásticos y nanoplásticos) en un radio de 200 millas náuticas de los condados y dividieron los niveles de contaminación en cuatro categorías según los niveles medios de microplásticos marinos: baja contaminación (0 a 0,005 piezas por metro cúbico), quizá una minúscula mota de plástico en 200 bañeras de agua de mar; contaminación media (0,005 a 1 pieza por metro cúbico); alta contaminación (1 a 10 piezas por metro cúbico), y contaminación muy alta (más de 10 pieza por metro cúbico).
RESULTADOS
El análisis encontró que, en comparación con los residentes de los condados costeros con niveles bajos de contaminación por microplásticos en las aguas cercanas, quienes que vivían en lugares con niveles muy altos de esta contaminación tenían una prevalencia un 18% mayor de diabetes tipo 2 (que duplica el riesgo de enfermedad cardíaca).
Además, ello elevaba un 7% más de riesgo de enfermedad de la arteria coronaria, una acumulación de placa en las arterias del corazón que puede provocar un ataque cardíaco o un derrame cerebral, y un 9% más de accidente cerebrocascular, que ocurre cuando un vaso sanguíneo del cerebro se obstruye o se rompe.
Esa asociación entre altos niveles de contaminación por microplásticos y más personas con enfermedades cardiometabólicas fue consistente incluso tras realizar los autores unos ajustes por edad, género, acceso a médicos, estatus socioeconómico (educación, desempleo, ingresos del hogar, estado del vecindario, etc.) y consideraciones ambientales (contaminación del aire, contaminación acústica, proximidad a parques, espacio para caminar, etc.).
(SERVIMEDIA)
18 Jun 2025
MGR/clc